Lumilagro: La importación de termos desde China desploma la producción local y recorta el 65% de su personal
La icónica empresa argentina Lumilagro se ve forzada a importar el 60% de sus termos y despedir a 130 empleados ante la eliminación de aranceles y la competencia desleal, marcando un punto crítico para la industria nacional.

La tradicional firma argentina Lumilagro, emblemática en la fabricación de termos, anunció un drástico proceso de reconversión que implica la reducción del 60% de su producción local y el despido de 130 trabajadores. La decisión, que reduce su plantilla de casi 200 a solo 70 empleados, responde a la eliminación de aranceles de protección y al ingreso masivo de termos de acero inoxidable provenientes de China a precios considerablemente bajos, así como al contrabando. Este escenario, según la compañía, la obliga a “readaptarse o morir” en un contexto de desprotección para la industria nacional.
Un giro estratégico: De la fabricación a la importación masiva
Históricamente dedicada a la producción de termos de vidrio y, más recientemente, incursionando en la línea de acero inoxidable, Lumilagro se enfrenta a una competencia global que supera su capacidad de producción local. Carlos Bender, gerente comercial de la empresa, explicó a Infobae que la inversión en el desarrollo de su propia línea de acero inoxidable se vio limitada por la llegada de productos chinos mucho más baratos y, según la firma, sin controles de calidad equivalentes.
Ante este panorama, Lumilagro ha optado por una estrategia de importación masiva. La empresa ha contratado a un socio con presencia en China que supervisará el diseño propio y la calidad de los termos fabricados en el gigante asiático. “Lo que hicimos fue tener gente en China que está produciendo con diseño de Lumilagro y está por entrar el primer container”, adelantó Bender. Esta medida significa que, de ahora en adelante, el 60% de los termos que comercialice Lumilagro serán importados de Asia, mientras que solo el 40% restante se seguirá fabricando en Argentina.
Desregulación gubernamental y su impacto en la industria
Un factor crucial en la crisis de Lumilagro es la eliminación de los aranceles antidumping para la importación de termos y recipientes isotérmicos de China. Estas medidas, vigentes desde 2001 y renovadas en tres ocasiones, protegían a la industria local de la competencia desleal. Lumilagro había solicitado la revisión de estas normativas, argumentando que competir con productos chinos que ingresan a precios por debajo del costo de la materia prima local era insostenible.
Los datos de la Comisión Nacional de Comercio Exterior (CNCE) respaldan esta preocupación, mostrando una alarmante contracción del sector. En los últimos años, la producción local de termos cayó un 26,5%, las ventas internas se redujeron un 32%, y el empleo en el sector disminuyó un 31%. La capacidad instalada de las plantas, que en 2021 alcanzaba el 51%, se desplomó a un preocupante 21% en 2024, evidenciando un proceso de desindustrialización que afecta a diversos sectores productivos del país.
El contrabando: Un obstáculo adicional para Lumilagro
Además de la apertura importadora, Carlos Bender señaló al aumento del contrabando como otro problema significativo que agrava la situación de Lumilagro y de la industria en general. “Todo lo que es contrabando es dañino para la actividad industrial y comercial”, afirmó el gerente comercial.
Bender presentó pruebas contundentes sobre esta problemática. Al analizar información oficial de importaciones bolivianas, Lumilagro descubrió que Bolivia, con una población de 12,5 millones de habitantes y sin una cultura arraigada en el consumo de mate, importó más de 4 millones de termos de acero desde China a un valor unitario excesivamente bajo. “Obviamente esos termos no quedaron en Bolivia, y la mayoría entraron a Argentina”, sentenció Bender, denunciando un circuito de contrabando que ingresa al país a través de pasos fronterizos formales y transporte ilegal.
El gerente comercial también cuestionó la dificultad de controlar este tipo de operaciones y criticó la llegada masiva de productos de acero muy baratos y de “dudosa calidad”, que conspiran directamente contra las ventas de la industria nacional. Asimismo, lamentó los recientes cambios normativos en el estampillado, que, según denunció, han complicado la capacidad del consumidor para diferenciar un producto legal de uno ingresado irregularmente al mercado, fomentando el consumo de artículos de contrabando.
La decisión de Lumilagro de reducir drásticamente su producción local y recurrir a la importación es un reflejo de los desafíos que enfrenta la industria argentina ante la liberalización económica y la falta de mecanismos de control efectivos contra la competencia desleal. El futuro de empresas con trayectoria en el país dependerá, en gran medida, de su capacidad para adaptarse a este nuevo escenario o, como lo expresó Bender, de “readaptarse o morir”.