Vacaciones de invierno: Bajas reservas y un paro de controladores aéreos alarman al sector turístico

El sector turístico argentino enfrenta un panorama desalentador de cara a las próximas vacaciones de invierno, con un nivel de reservas hoteleras que no supera el 25% a nivel nacional. La incertidumbre económica que afecta el poder adquisitivo de los asalariados y la ventaja del tipo de cambio para viajar al exterior son los principales factores. A esto se suma la preocupación por el cronograma de paros de controladores aéreos, que amenaza con impactar directamente en la movilidad de los turistas.

El habitual optimismo que precede a las vacaciones de invierno, un período crucial para el sector turístico en la mitad del año, se ha transformado en alarma entre los empresarios del rubro en Argentina. La principal causa de esta preocupación es la baja cantidad de reservas hoteleras para esas dos semanas de receso escolar, que tradicionalmente movilizan a miles de familias a distintos destinos del país.

Actualmente, las reservas en todas las regiones del país no superan el 25%, un porcentaje significativamente por debajo de lo registrado en años anteriores para esta misma época. «Estamos muy por debajo de otros años. Hay incertidumbre y la gente no termina de cerrar sus viajes», señalaron referentes del sector, reflejando el clima de cautela que atraviesa el mercado. A principios de julio, cuando las familias suelen tener sus planes de viaje más definidos, el escaso nivel de reservas es un claro indicio de la contracción en el consumo turístico.

Impacto económico: Salarios estancados y el atractivo del exterior

La principal explicación para esta tendencia negativa radica en la situación económica que afecta directamente el poder adquisitivo de la población. El sector asalariado, que históricamente ha sido el motor de las vacaciones internas, se ve afectado por techos salariales que impiden que sus ingresos se actualicen al ritmo de la inflación. Esto significa que el ajuste económico recae fuertemente sobre sus bolsillos.

Además, muchos trabajadores han registrado altos niveles de endeudamiento, especialmente con tarjetas de crédito. Por ello, una proporción significativa de la población se ve obligada a destinar el aguinaldo a cancelar estas deudas, dejando poco o nulo margen para considerar unas vacaciones.

Paralelamente, el tipo de cambio actual ha generado otra dinámica que perjudica al turismo local. Aquellos segmentos de la población con mayor poder adquisitivo encuentran que el consumo en países extranjeros resulta, en muchos casos, más barato que en los destinos nacionales. Esta disparidad de precios incentiva a los viajeros a optar por destinos internacionales, restando un flujo importante de turistas a las provincias argentinas.

Paro de controladores aéreos: Una amenaza adicional

Como si la situación económica no fuera suficiente, otro factor que agrega una capa de preocupación al sector turístico es el paro de controladores aéreos. El sindicato de técnicos aeronáuticos, ATEPSA, ha anunciado un cronograma extendido de medidas gremiales que coinciden directamente con los días clave de las vacaciones de invierno, generando incertidumbre y posibles interrupciones en los viajes.

El cronograma de medidas difundido por ATEPSA contempla restricciones a los despegues en varias jornadas de julio, afectando precisamente los períodos de mayor recambio turístico. Las interrupciones están programadas para los días 11, 12, 13, 15, 18, 19, 20, 23, 24, 25, 26, 27 y 30 de julio, con horarios que varían entre las 6 de la mañana y la medianoche, según el día. Si bien desde ATEPSA aclararon que estas medidas no afectarán vuelos sanitarios ni de emergencia, sí impactarán de lleno en los vuelos comerciales, que son cruciales para el traslado de turistas.

La situación es motivo de gran preocupación tanto para los empresarios del turismo, que esperaban un respiro con la campaña «Sabores de Invierno», como para las autoridades provinciales. Todos ellos han hecho un llamado al Gobierno nacional para que se logre una rápida resolución del conflicto con los controladores aéreos y evitar así un golpe adicional a un sector que ya viene siendo severamente castigado por la crisis económica. La combinación de baja demanda y posibles interrupciones en el transporte aéreo augura unas vacaciones de invierno desafiantes para la industria turística argentina.