Día del Empleado Estatal: Una jornada entre el reconocimiento
Cada 27 de junio, Argentina conmemora el Día del Trabajador del Estado, una fecha establecida por ley que busca reconocer la labor de miles de hombres y mujeres que día a día brindan servicios esenciales a la comunidad. Sin embargo, en el presente año, esta conmemoración se ve marcada por una particular coyuntura, generando debates sobre el alcance y la interpretación de su carácter no laborable.

Origen y fundamento de la conmemoración
El Día del Trabajador del Estado tiene su origen en un hecho de relevancia internacional. El 27 de junio de 1978, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó el Convenio N° 151, que reconoce el derecho a la negociación colectiva y a la sindicalización de los trabajadores del sector público. Este hito fue fundamental para impulsar la lucha por los derechos laborales de los empleados estatales en diversas partes del mundo, incluida Argentina.
En nuestro país, el reconocimiento formal llegó con la sanción de la Ley 26.876 en julio de 2013, promulgada en agosto del mismo año. Esta normativa declaró el 27 de junio de cada año como el «Día del Trabajador del Estado» en todo el territorio nacional. Más allá de la conmemoración, el artículo 2° de dicha ley estableció que esta jornada sería un «día de descanso para los empleados de la administración pública nacional, en los que no se prestarán tareas, asimilándose el mismo a los feriados nacionales a todos los efectos legales». La iniciativa de esta ley provino del entonces diputado nacional Víctor de Gennaro, con el fuerte impulso de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) y la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadores Estatales (CLATE).
La esencia de esta ley radica en la valoración del rol fundamental que cumplen los empleados estatales en el funcionamiento del país. Desde la salud y la educación hasta la seguridad, la administración de justicia, y la gestión de políticas públicas, su labor es indispensable para el bienestar social y el desarrollo de la nación.
La coyuntura actual: Entre el asueto y la actividad
En el actual contexto, el carácter de feriado o día no laborable de esta fecha ha sido objeto de discusión. El Poder Ejecutivo Nacional, mediante el Decreto 430/2025, ha dispuesto la eliminación del asueto para los empleados de la Administración Pública Nacional, argumentando la necesidad de restringir gastos «prescindibles» y mantener la continuidad de las actividades del sector público. Esta medida busca que las dependencias públicas funcionen con normalidad, en consonancia con la actividad del resto de la población.
Sin embargo, esta decisión ha generado un fuerte rechazo por parte de los gremios estatales, quienes han interpuesto acciones legales para revertirla. En este escenario, la Justicia laboral ha intervenido, y en algunos casos, ha dictado medidas cautelares que suspenden el decreto del Poder Ejecutivo, restableciendo el carácter no laborable para los trabajadores representados por ciertos sindicatos, como ATE. Esta situación judicial agrega una capa de complejidad al panorama, ya que la aplicación del asueto puede variar según la jurisdicción y la representación gremial.
Es importante destacar que, incluso donde se haya dispuesto que las dependencias públicas funcionen con normalidad, se ha contemplado que el 27 de junio no se compute en los plazos legales para trámites y procedimientos administrativos. Esta excepción busca evitar perjuicios a los ciudadanos y a la gestión estatal, reconociendo indirectamente la particularidad de la fecha.
Repercusiones y perspectivas futuras
La eliminación del asueto, junto con otras medidas de ajuste que afectan al sector público, ha intensificado la conflictividad entre el Gobierno y los sindicatos estatales. Las organizaciones gremiales han manifestado su preocupación y anticipan nuevas acciones de protesta en defensa de los derechos y conquistas laborales.
Más allá de la controversia puntual sobre el asueto, el Día del Trabajador del Estado sirve como una oportunidad para reflexionar sobre el valor del servicio público. Es una fecha para reconocer la dedicación, el compromiso y la vocación de quienes, desde distintos roles, contribuyen al funcionamiento del Estado y, por ende, a la calidad de vida de los ciudadanos. La discusión actual sobre la jornada laboral no hace más que poner de manifiesto la importancia de los empleados públicos y la necesidad de un diálogo constructivo sobre sus condiciones laborales y el rol del Estado en la sociedad.