Inflación a la baja, precios al alza: La paradoja económica que desafía la estrategia de Milei

La estrategia económica del Gobierno, centrada en la baja de la inflación, genera descontento creciente por la caída del poder adquisitivo y el consumo, con impacto desigual en la sociedad argentina.

A pesar de las cifras que muestran una desaceleración de la inflación, un creciente descontento se apodera de vastos sectores de la sociedad argentina. Los estudios cualitativos de consultoras revelan una paradoja: mientras el Gobierno celebra la baja del índice inflacionario, una porción cada vez mayor de la población, superando el 70%, insiste en que «los precios suben más que la inflación» o que «no les alcanza la plata». Esta percepción popular pone en jaque la estrategia económico-electoral del presidente Javier Milei, centrada en la desinflación incluso a costa del consumo y el crecimiento.

Salarios y jubilaciones: el costo oculto de la «estabilización»

Tras la fuerte devaluación inicial que erosionó los ingresos, el Gobierno decidió, a partir de diciembre, «pisar» los salarios para consolidar la baja de la inflación. Los datos oficiales del INDEC indican que los salarios privados registrados cayeron un 1% desde la asunción de Milei, mientras que los públicos lo hicieron un 15%. Sin embargo, estas cifras son cuestionadas por consultoras como CEPA, que, utilizando una canasta de bienes y servicios más actualizada (2016/2017) que el Gobierno se niega a emplear, calculan una caída del 10% para los salarios privados y un dramático 23% para los públicos.

La situación de los jubilados es aún más crítica. Con la canasta actualizada y el congelamiento del bono, la pérdida de poder adquisitivo asciende a un escalofriante 24%. Este desplome de los ingresos se refleja directamente en el consumo masivo, que, según Scentia, se encuentra un 16% por debajo de los niveles de fines de 2023. La venta de productos básicos como carne, leche y yerba experimentó caídas históricas en marzo, superando incluso los registros de la crisis de 2001.

Pobreza, actividad y empleo: el impacto de la «motosierra»

Aunque el presidente Milei proclame haber sacado a millones de la pobreza, los datos del INDEC con la «canasta vieja» muestran que la pobreza se mantuvo en 38% a fines de 2024, el mismo porcentaje del tercer trimestre de 2023 bajo la gestión anterior. Si se utilizara la canasta actualizada, la pobreza bajo la administración de Milei sería incluso más alta. Esto significa que el Gobierno se encamina a las próximas elecciones con más pobres y menos consumo de los que enfrentaba el peronismo en 2023.

La estrategia de Milei de anclar la inflación pisando salarios y el dólar también ha tenido un fuerte impacto en la actividad económica y el empleo. El PBI cayó un 1,8% en marzo, con una estimación de otro descenso del 0,8% en abril. El país ya perdió 182 mil empleos registrados, la construcción se desplomó un 25% y la industria un 6,5% desde fines de 2023. Incluso grandes empresas como Ledesma y Arcor reportaron pérdidas o caídas significativas en sus ganancias, mientras que Molinos Río de la Plata prevé despidos y rebajas salariales.

La estrategia electoral: ¿Apostar a la base de mayores ingresos?

Ante este panorama, el Gobierno parece apostar a ganar el apoyo de los sectores de mayores ingresos. Un informe de Guillermo Oliveto revela que el 30% más rico de la población incrementó sus gastos, mientras que el 70% restante «no llega a fin de mes». Esta segmentación se asemeja a los resultados de la elección en la Ciudad de Buenos Aires, donde el oficialismo obtuvo buenos resultados en barrios de altos ingresos, pero perdió en zonas más humildes.

A pesar de estos indicadores, el Gobierno se mantiene firme en su decisión de no homologar aumentos salariales significativos ni permitir mejoras en las jubilaciones a través del Congreso. La pregunta es si esta estrategia, que concentra el esfuerzo en los que más tienen y resigna el apoyo multiclasista que llevó a Milei al poder, es sostenible.

La fragmentación opositora, el gran aliado de Milei

Consultores como Gustavo Córdoba y Lucas Vilker coinciden en que la fragmentación y los problemas internos de la oposición son el mayor activo del Gobierno. «Gran parte de los votos de Milei de 2021 se los sacó al peronismo en CABA y en la provincia de Buenos Aires. Muchos de esos electores no van a ir a votar. Se desilusionaron de Milei pero no vuelven al peronismo», señala Córdoba. El «voto anti-kirchnerista» sigue siendo muy fuerte, lo que beneficia al oficialismo.

Vilker añade que «los pobres no tienen a quién votar. Se van de Milei, pero no encuentran a nadie». La falta de una voz opositora potente que articule un «no a Milei» contundente juega a favor del Gobierno. Además, la batalla cultural y la «furia contra el progresismo» del discurso oficialista parecen conectar con una parte de la juventud golpeada, según los analistas.

Las proyecciones para la provincia de Buenos Aires muestran un escenario muy parejo, con la alianza oficialista (LLA-PRO) y el peronismo en un virtual empate. Ambas consultoras estiman que Milei podría lograr una buena elección a nivel nacional en octubre, incluso con menos del 40% de los votos, gracias a las dificultades de la oposición. Sin embargo, esta apuesta, centrada únicamente en la baja de la inflación y el dólar «quieto», podría ser arriesgada si las encuestas futuras muestran un declive y asustan a los mercados.