Alarma roja: suben los precios hasta 10%, el consumo se desploma y la recesión acecha tras el nuevo esquema cambiario

Apenas una semana después de la implementación del nuevo esquema cambiario, las principales empresas de consumo masivo ya aplican remarcaciones significativas. La suba de la tasa de interés se suma a la inflación recalentada, amenazando con anular cualquier intento de reactivación económica tras dos años de profunda recesión.

Aunque el gobierno confía en una pronta baja del dólar, respaldado por los desembolsos del FMI, la primera semana del nuevo esquema cambiario se estrenó con una preocupante aceleración de la inflación. Con una base de suba de precios ya elevada en marzo (3,7%), la perspectiva de que el dólar alcance el techo de la banda ($1.400) genera una presión inflacionaria anticipada por los agentes económicos.

En este contexto, las góndolas ya reflejan los primeros movimientos. Si bien no son aumentos generalizados, marcas líderes del mercado han aplicado remarcaciones de hasta un 10%. Víctor Palpacelli, presidente de la cámara que nuclea a supermercados nacionales, señaló que los productos ligados a commodities exportables fueron los que experimentaron las mayores subas, marcando un ritmo y tendencia preocupantes para el sector minorista.

Estos incrementos impactan con mayor fuerza en los comercios de cercanía, que ya sufren una caída del 20% en sus ventas interanuales, según estimaciones del Centro de Almaceneros. Los supermercados tampoco escapan a la tendencia negativa, con una depreciación del 6% en las unidades vendidas en comparación con marzo de 2024, un mes ya catalogado como malo para el consumo.

El último informe de la consultora Scentia confirma la magnitud de la contracción del consumo masivo, que acumuló una caída de casi 9 puntos porcentuales en el primer trimestre del año, marcando la tercera peor cifra en los últimos 22 años, comparable con la crisis post-2001.

La preocupación no se limita al traslado a precios. El sector productivo también anticipa un impacto negativo debido a la necesidad de insumos importados, cuyos costos se encarecen con la volatilidad del dólar. Agustín Visokolskis, director ejecutivo de Okinoi, si bien considera «correctos» los cambios cambiarios, reconoce que en el corto plazo afectan sus proyecciones productivas, especialmente si la inflación erosiona rápidamente la competitividad ganada con la devaluación.

Sin embargo, para Visokolskis, el factor más alarmante para la producción es la suba de la tasa de interés. Tras nueve meses de apalancamiento en el crédito y cierta estabilidad económica, el encarecimiento del financiamiento abre un interrogante sobre la continuidad de la recuperación productiva.

La combinación de un fogonazo inflacionario y la inestabilidad económica amenaza con revertir el tenue rebote que se había comenzado a observar en el nivel de actividad tras dos años recesivos. La baja de la inflación previa no se tradujo en una mejora significativa del consumo, y con la actual reversión de esta tendencia, es de esperar un nuevo deterioro de la demanda si no se implementan políticas que permitan la recuperación de los ingresos frente a la escalada de precios. La alarma por una profundización de la recesión crece a medida que los precios suben y el consumo se desploma.