Fallece el Papa Francisco, el pontífice argentino que buscó reformar la Iglesia y abrazar al mundo

Tras una serie de complicaciones de salud, el Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, falleció este lunes a los 88 años. Su papado estuvo marcado por un profundo deseo de renovar la Iglesia Católica, promoviendo la inclusión, la transparencia y un mayor compromiso con los problemas globales.

El cardenal Kevin Farrell, camarlengo del Vaticano, anunció con profundo pesar el fallecimiento del Santo Padre Francisco, ocurrido a las 7:35 de la mañana. La noticia conmocionó al mundo, que recordará a Jorge Mario Bergoglio como un líder espiritual que buscó acercar la Iglesia a los más necesitados y promover un diálogo abierto con otras religiones.

Su última aparición pública tuvo lugar el domingo de Pascua, cuando, a pesar de su delicado estado de salud, impartió la bendición «Urbi et Orbi» desde el balcón de la Basílica de San Pedro. En su mensaje, hizo un llamado a la libertad religiosa como pilar fundamental para la paz mundial, mostrando su preocupación por los conflictos y la intolerancia que azotan al planeta.

El papado de Francisco estuvo signado por su intención de reformar la Iglesia desde sus cimientos, enfrentándose a sectores conservadores que se resistían a los cambios. Buscó dar mayor protagonismo a las mujeres y a los laicos en la toma de decisiones del Vaticano, y promovió la transparencia en la gestión de los recursos, combatiendo los abusos sexuales y la corrupción.

Una de sus reformas más significativas fue la promulgación de la Constitución «Praedicate Evangelium» en 2022, que permitió a cualquier persona bautizada, incluidas las mujeres, dirigir los departamentos del Vaticano, rompiendo con una tradición centenaria.

Francisco también se destacó por su compromiso con los problemas globales, como el hambre, la pobreza, los refugiados y el cambio climático. Su voz se alzó en defensa de los derechos humanos y la justicia social, y condenó la violencia y la guerra en todas sus formas.

Su estilo de vida austero, reflejado en su decisión de vivir en la residencia de Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico, y su cercanía con la gente, lo convirtieron en una figura carismática y respetada en todo el mundo.

A lo largo de su pontificado, realizó numerosos viajes apostólicos, llevando su mensaje de esperanza y solidaridad a los rincones más remotos del planeta. En cada visita, adaptó su discurso a la realidad local, mostrando su preocupación por los problemas específicos de cada región.

Francisco abogó por el diálogo interreligioso, condenando el uso del nombre de Dios para justificar la violencia y el fanatismo. Su legado perdurará como un llamado a la unidad y la fraternidad entre todos los seres humanos.