Domingo de Pascua: El corazón de la fe cristiana y su rica tradición
Más allá de los huevos de chocolate, esta jornada central conmemora la resurrección de Jesucristo, un evento fundacional con raíces milenarias y rituales que combinan la profunda liturgia con ancestrales símbolos de vida y renovación.

El Domingo de Pascua de Resurrección se erige como la festividad cumbre del calendario cristiano, una jornada que concentra el mensaje central de esta fe: la victoria de la vida sobre la muerte. Aunque popularmente asociada a la alegría de los reencuentros familiares y la tradición de los huevos de chocolate, su significado es mucho más profundo y sus raíces se hunden en antiguas tradiciones que trascienden el cristianismo mismo.
Origen e historia: de la Pascua judía a la resurrección
El término «Pascua» proviene del hebreo «Pesaj», que designa la Pascua judía. Esta festividad ancestral conmemora la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto, un evento fundacional para el judaísmo. La Última Cena de Jesús con sus discípulos fue, precisamente, una cena pascual judía. Según los Evangelios, su muerte y posterior resurrección ocurrieron en torno a las fechas de la celebración de Pesaj en Jerusalén. Los primeros cristianos vieron en la resurrección de Jesús el cumplimiento y la superación de la Pascua judía: no solo la liberación de la esclavitud terrenal, sino la liberación definitiva del pecado y la muerte a través de Cristo, considerado el «Cordero Pascual» definitivo.
La determinación de la fecha del Domingo de Pascua ha sido históricamente compleja. A diferencia de otras festividades cristianas, no cae en un día fijo del calendario gregoriano. Su cálculo se basa en un acuerdo alcanzado en el Concilio de Nicea en el año 325 d.C., que estableció que la Pascua se celebraría el primer domingo después de la primera luna llena que ocurriera en o después del equinoccio de primavera (21 de marzo) en el hemisferio norte. Esta fórmula la sitúa siempre entre el 22 de marzo y el 25 de abril, vinculando su celebración tanto a ciclos astronómicos como a la cercanía temporal con la Pascua judía, que también sigue un calendario lunar.
¿Qué se celebra? La resurrección como pilar de la Fe
La esencia del Domingo de Pascua es la conmemoración de la resurrección de Jesucristo al tercer día de su crucifixión. Este evento no es un mero recuerdo histórico para los cristianos, sino el fundamento mismo de su fe. La resurrección valida la divinidad de Jesús y su mensaje, demostrando su poder sobre la muerte. Simboliza el paso de la muerte a la vida, de la oscuridad a la luz, y ofrece a los creyentes la esperanza de la vida eterna y la posibilidad de una renovación espiritual. Es la culminación de la Semana Santa, el clímax de todo el misterio cristiano, y el inicio del «Tiempo Pascual», un período de cincuenta días de celebración jubilosa que culmina en Pentecostés.
Cómo se conmemora: liturgia, símbolos y tradiciones
La conmemoración del Domingo de Pascua se manifiesta de diversas formas, abarcando desde solemnes liturgias hasta alegres tradiciones populares.
- Celebraciones Religiosas: La noche previa, el Sábado Santo, tiene lugar la Vigilia Pascual, considerada la celebración más importante y rica del año litúrgico. Comienza en la oscuridad y avanza con la bendición del fuego nuevo, el encendido del Cirio Pascual (símbolo de Cristo Resucitado, luz del mundo), la proclamación de las lecturas bíblicas que narran la historia de la salvación, el canto jubiloso del «Gloria» y el «Aleluya» (silenciados durante la Cuaresma), la bendición del agua bautismal y la renovación de las promesas del bautismo. El Domingo por la mañana, las iglesias celebran misas solemnes, llenas de luz, flores y cantos de alegría, proclamando la noticia de la resurrección.
- Tradiciones Culturales: Diversas costumbres, algunas con raíces antiguas y no exclusivamente cristianas, acompañan la celebración. Los huevos de Pascua son perhaps el símbolo más extendido. Originalmente, en algunas culturas, representaban la fertilidad y la renovación de la vida en primavera. El cristianismo adoptó el huevo como símbolo del sepulcro vacío del que surge nueva vida (Jesús resucitado). La prohibición de comer huevos durante la Cuaresma llevó a decorarlos y regalarlos al finalizar el ayuno. El Conejo de Pascua es otra figura popular, especialmente en el mundo anglosajón y germánico, que trae los huevos. Su origen también se asocia a símbolos de fertilidad primaveral que se incorporaron a la tradición pascual con el tiempo. Las reuniones familiares y los banquetes festivos son comunes, marcando el fin de las restricciones de la Cuaresma. El cordero es un plato tradicional en muchas culturas, enlazando con el cordero pascual judío.
Así, el Domingo de Pascua conjuga la profundidad teológica de la resurrección de Cristo con la alegría de tradiciones que, a través de símbolos universales de vida y esperanza, invitan a la celebración en comunidad, recordando el mensaje central de renovación y luz que esta fecha aporta al mundo cristiano.