Cae el consumo masivo por decimoquinto mes consecutivo, marzo marca un descenso del 5,4%

La compra de productos esenciales continúa en terreno negativo, aunque la caída se desacelera levemente. La inflación de marzo, impulsada por alimentos y educación, se eleva al 3,7%, complicando las expectativas de una pronta recuperación.

El consumo masivo en Argentina profundiza su tendencia a la baja al registrar en marzo una contracción del 5,4% en la comparación interanual, según el último informe de la consultora Scentia. Este dato, si bien representa una leve desaceleración respecto a las fuertes caídas de enero (10,6%) y febrero (9,8%), marca el decimoquinto mes consecutivo de descenso en la compra de productos esenciales, acumulando una preocupante retracción del 8,6% en el primer trimestre de 2025.

Este nuevo retroceso sitúa a marzo como el tercer peor registro para el consumo masivo en los últimos 22 años, solo superado por las crisis económicas de 2002 y 2003. La persistente caída refleja las dificultades que enfrentan los consumidores para sostener sus niveles de compra en un contexto económico marcado por una inflación que, lejos de ceder, volvió a acelerarse en marzo.

El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de marzo, informado por el INDEC, sorprendió al ubicarse en un 3,7%, superando las proyecciones de consultoras privadas y el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central. Este incremento estuvo fuertemente impulsado por el rubro de Alimentos, que experimentó un alza del 5,9%, y por Educación, que se disparó un 21,6%. La suba en alimentos se concentró principalmente en verduras, tubérculos, legumbres, carnes y sus derivados, impactando directamente en el bolsillo de los argentinos.

En este escenario inflacionario, el análisis detallado de Scentia revela matices interesantes en el comportamiento del consumo. A diferencia de meses anteriores, los comercios de cercanía, como almacenes y autoservicios de origen chino, mostraron una menor caída en sus ventas (-3,7%) en comparación con las grandes cadenas de supermercados.

Dentro de las categorías de productos, solo dos lograron esquivar la tendencia negativa generalizada en marzo: Alimentación (que abarca una amplia gama de productos básicos) y Perecederos, con incrementos marginales del 0,5% y 1,2% respectivamente. En contraste, la categoría de Bebidas fue una de las más afectadas, con un desplome del 18% en las alcohólicas y del 16% en las no alcohólicas, una tendencia que se observa desde finales del año pasado.

Otro rubro sensible a la restricción del gasto fue el de consumos «impulsivos» (alfajores, chocolates, golosinas, postres y cigarrillos), que registró una caída del 15,6%, evidenciando cómo los consumidores priorizan la compra de bienes esenciales en detrimento de los «gustitos». También se observaron descensos, aunque menores, en artículos de Higiene y Cosmética (-3,3%), Limpieza del Hogar y Ropa (-2%) y Desayuno y Merienda (-1,5%).

A pesar de la leve desaceleración en la caída del consumo en marzo, el panorama general sigue siendo desafiante. Supermercados y empresas del sector anticipan una recuperación lenta y ahora depositan sus expectativas en el segundo trimestre del año, ilusionándose con un posible repunte que les permita cerrar 2025 con un modesto aumento del 3% en las unidades vendidas. Sin embargo, la persistente inflación y la cautela de los consumidores plantean interrogantes sobre la solidez de esta esperada reactivación.

Es importante señalar que la comparación interanual de marzo de 2025 se realiza contra un mes de marzo de 2024 que también había registrado una caída del 4%, tras el impacto inicial de la devaluación y los fuertes aumentos de precios implementados por el gobierno de Javier Milei. En este sentido, Osvaldo del Río, director de Scentia, destacó que la Semana Santa, que impacta en el consumo, cayó en marzo el año pasado y se celebrará en abril este año, un factor que podría influir en las cifras del próximo mes.

En definitiva, la persistente caída del consumo masivo, en un contexto de inflación que no da tregua, dibuja un escenario complejo para la economía argentina. Si bien la leve desaceleración en marzo podría interpretarse como una señal incipiente de estabilización, la cautela sigue siendo la principal característica de un mercado donde los consumidores luchan por mantener su poder adquisitivo frente al aumento constante de los precios de los productos esenciales.