La rueda del tiempo: una travesía cinematográfica por paisajes de ensueño
La serie de Prime Video sigue apostando a una producción ambiciosa, trasladando su universo a locaciones reales que refuerzan el realismo dentro de la fantasía.

La tercera temporada de The Wheel of Time (La rueda del tiempo) sigue conquistando a los fanáticos del género fantástico. Basada en la saga literaria de Robert Jordan, esta nueva entrega adapta casi por completo El ascenso de la sombra (The Shadow Rising), llevando a los protagonistas a territorios inexplorados y ampliando la magnitud visual de la serie. Rand al’Thor, autoproclamado Dragón Renacido, debe viajar al Yermo de Aiel junto a Moraine, en su camino para cumplir la profecía.
Desde su primera temporada, La rueda del tiempo ha destacado por su ambiciosa puesta en escena. La producción no se conforma con efectos especiales y pantallas verdes; en cambio, recurre a locaciones reales para dotar de autenticidad a su mundo. En esta nueva entrega, la serie redobla la apuesta y nos transporta desde la mística Europa hasta las vastas tierras africanas, creando una experiencia visual que cautiva.
Un recorrido por las locaciones de la tercera temporada
Fiel a su estilo, la tercera temporada de The Wheel of Time ha encontrado en Praga su epicentro de rodaje. La capital checa alberga los estudios Jordan y Barrandov, donde se construyeron escenarios clave, como la imponente Torre Blanca, hogar de las Aes Sedai. Sin embargo, la magia de la serie no se limita a los sets. Diversas localidades de la República Checa han servido de telón de fondo para la historia, incluyendo la pintoresca aldea de Tetín, que recrea la ciudad de Dos Ríos, y los paisajes naturales de Vinarice, Dobríš y Srbsko, que enriquecen la narrativa con su atmósfera medieval.
Pero la producción no se detuvo en Chequia. En busca de escenarios naturales impresionantes, el equipo de la serie viajó a Eslovenia. El majestuoso Valle del Soca, con su característico río de aguas esmeralda, se convirtió en un protagonista visual de esta temporada. Sus paisajes aportan un aire épico a las escenas de exteriores, sumergiendo al espectador en un mundo de fantasía palpable.
La gran apuesta africana
Uno de los mayores desafíos de esta temporada fue recrear las hostiles y misteriosas tierras de los Aiel. Para ello, la producción se trasladó a Sudáfrica, donde los Cape Town Film Studios albergaron la construcción de imponentes sets interiores que representan Cold Rocks Hold y Rhuidean, lugares fundamentales en la historia de Rand al’Thor.
Pero Sudáfrica no solo proporcionó escenarios de estudio. Varios sitios culturales y naturales también se convirtieron en parte del universo de La rueda del tiempo. El Afrikaans Language Museum y el Afrikaans Taalmonument, ubicados en Paarl, fueron elegidos para algunas secuencias clave, aportando una arquitectura única a la serie. Los paisajes desérticos de Atlantis Dunes y las imponentes montañas del Western Cape dieron vida a las extensas tierras de los Aiel, mientras que el remoto Northern Cape, cerca de Vioolsdrif, añadió un toque de aislamiento y grandiosidad a la ambientación.
Una producción que no escatima en recursos
Si algo ha dejado claro The Wheel of Time, es que la fantasía también puede sentirse real. A diferencia de otras producciones que apuestan enteramente por tecnología digital, esta serie busca locaciones que aporten verosimilitud y riqueza visual a la historia. La tercera temporada ha demostrado que la ambición no solo está en la narrativa, sino también en la forma de contarla.
Con paisajes que van desde los bosques europeos hasta los desiertos africanos, La rueda del tiempo sigue consolidándose como una de las producciones más imponentes de Prime Video. Una muestra de que, cuando se combinan una gran historia con escenarios impresionantes, la magia de la pantalla cobra una nueva dimensión.