Fotógrafo herido por la Policía sigue en estado crítico tras una operación
La brutalidad policial sumó una nueva víctima. Pablo Grillo, el fotógrafo herido en la represión frente al Congreso, fue operado y permanece en terapia intensiva. Su pronóstico es crítico y reservado. Mientras tanto, las autoridades miran para otro lado y justifican lo injustificable.

El fotógrafo Pablo Grillo se convirtió en el símbolo de una jornada de violencia institucional que dejó al descubierto el uso desmedido de la fuerza por parte de la Policía. La represión tuvo lugar en las inmediaciones del Congreso Nacional, donde jubilados y simpatizantes de distintos clubes de fútbol se manifestaban pacíficamente. En ese contexto, Grillo fue atacado por efectivos policiales y sufrió una grave lesión que lo llevó directamente al quirófano.
La operación, realizada este miércoles en el Hospital Ramos Mejía, logró bajar la presión intracraneal y reconstruir parte del tejido afectado. Sin embargo, el pronóstico sigue siendo crítico. «Pablo salió de cirugía, su estado es reservado. Se encuentra en terapia intensiva. La respuesta pupilar fue, en principio, buena», informó su padre, Fabián Grillo, en la puerta del hospital.
Represión, impunidad y silencio oficial
Mientras Pablo lucha por su vida, las respuestas oficiales brillan por su ausencia. Ninguna autoridad se hizo responsable por la brutalidad ejercida en la protesta. Como suele ocurrir, la estrategia parece ser la del olvido rápido y la dilución de responsabilidades. Nadie se atreve a explicar por qué un reportero gráfico terminó en terapia intensiva en una jornada que, en teoría, debería haber sido pacífica.
El caso no es aislado. En los últimos meses, el uso de la violencia como herramienta de control social se ha vuelto una constante. Fotografías y videos circulan por redes sociales mostrando el accionar represivo de las fuerzas de seguridad, pero las denuncias parecen chocar contra un muro de indiferencia oficial.
Una lucha por justicia
El pedido de justicia por Pablo Grillo crece. Organismos de derechos humanos, colegas periodistas y ciudadanos exigen respuestas. A la par, se organizan cadenas de donación de sangre en el Hospital Ramos Mejía (General Urquiza 609, CABA), donde este jueves 13 de marzo se recibirán donantes de cualquier grupo y factor.
Pero la verdadera transfusión que necesita la democracia argentina es otra: un urgente reemplazo de la impunidad por la transparencia, de la represión por el diálogo y del miedo por la justicia. Hasta entonces, la imagen de Pablo Grillo herido seguirá siendo el testimonio de un Estado que dispara primero y pregunta después.