El enigma de los sueños: por qué algunos los recuerdan y otros no

La memoria onírica está influenciada por factores cognitivos, patrones de sueño y hasta por la estación del año. Un estudio reciente reveló por qué algunas personas pueden recordar sus sueños con más facilidad que otras.

Algunas personas despiertan con recuerdos vívidos de sus sueños, mientras que otras apenas conservan fragmentos difusos o no los recuerdan en absoluto. Esta diferencia, lejos de ser aleatoria, está determinada por una serie de factores específicos que influyen en la memoria onírica.

Investigadores de la Escuela de Estudios Avanzados IMT de Lucca, en Italia, analizaron a más de 200 voluntarios y encontraron que la actitud hacia los sueños y la tendencia a la divagación mental juegan un papel clave en su recuerdo. Además, las personas que experimentan más periodos de sueño ligero tienden a recordar con mayor claridad lo que han soñado.

Un factor determinante es la fase REM (movimiento ocular rápido, por sus siglas en inglés), el período del sueño donde se producen la mayoría de las ensoñaciones. La investigadora Deirdre Barrett, de la Universidad de Harvard, explicó que despertar durante esta fase facilita la retención de los sueños, ya que el cerebro está en un estado de actividad que favorece la memoria.

Otro hallazgo interesante es que la edad y el género también inciden en el recuerdo de los sueños. Según los estudios, los jóvenes recuerdan sus sueños con mayor frecuencia que los adultos mayores, y las mujeres más que los hombres, aunque las razones exactas de esta diferencia aún no están del todo claras.

Sorprendentemente, la memoria onírica también está influenciada por las estaciones del año. Los participantes del estudio reportaron recordar menos sueños en invierno que en primavera, lo que podría estar relacionado con los ritmos circadianos y la exposición a la luz natural.

Los expertos afirman que comprender mejor los sueños podría aportar información valiosa sobre la memoria, la conciencia y la salud mental. Estos descubrimientos podrían, en el futuro, contribuir a mejorar la calidad del descanso y la función cognitiva de las personas, abriendo nuevas puertas en la investigación sobre el sueño y sus misterios.