El fuego avanza en la Patagonia y el Gobierno sigue ausente
Más de 20.000 hectáreas ya fueron arrasadas por incendios en Neuquén, Río Negro y Chubut. La falta de recursos y respuesta agravan la crisis ambiental.
La Patagonia argentina enfrenta una de sus peores catástrofes ambientales de los últimos años. Cinco focos de incendio han devorado más de 20.000 hectáreas en las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut. A pesar de la magnitud del desastre, la respuesta del Gobierno nacional ha sido tardía e insuficiente, dejando a brigadistas y pobladores a merced del fuego.
El foco más devastador se encuentra en el Parque Nacional Nahuel Huapi, donde las llamas avanzan sin control desde diciembre y ya consumieron más de 10.000 hectáreas en la zona de Los Manzanos y El Manso. En Neuquén, el Parque Nacional Lanín sufre un incendio que arrasó más de 4.000 hectáreas en el Valle Magdalena, mientras que en Chubut la situación es crítica en Epuyén y la zona rural de Atilio Viglione, con más de 6.500 hectáreas afectadas en total.
El caso de El Bolsón es especialmente dramático: un incendio iniciado el jueves pasado ya devoró cerca de 3.000 hectáreas y dejó una víctima fatal, un hombre de 80 años que no pudo escapar del avance del fuego. Más de 300 brigadistas luchan por contener las llamas con recursos escasos, apoyados por tres aviones hidrantes y dos helicópteros. A pesar de las denuncias de los gobiernos provinciales sobre posibles incendios intencionales, no hay pruebas concluyentes ni responsables identificados hasta el momento.
La falta de inversión en infraestructura de prevención y la ausencia de una estrategia integral de manejo del fuego han convertido estos incendios en un problema recurrente. En 2021, la Comarca Andina sufrió un desastre similar, con más de 15.000 hectáreas quemadas y cientos de familias desplazadas. A la crisis climática se suman intereses económicos ligados al negocio inmobiliario y la deforestación indiscriminada, que facilitan la propagación del fuego.
Mientras tanto, el Gobierno de Javier Milei, con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a la cabeza, no ha implementado medidas efectivas para contener la tragedia. La falta de refuerzos y la demora en la asistencia ponen en evidencia una vez más la desidia estatal frente a una crisis ambiental que se repite año tras año.
Los incendios en la Patagonia no son un hecho aislado, sino el reflejo de una política ambiental deficiente y la falta de prevención. Mientras brigadistas y pobladores resisten con recursos limitados, el Gobierno nacional sigue sin actuar con la urgencia que la situación demanda. La historia se repite y, una vez más, el fuego avanza sin control, dejando destrucción a su paso.