Casas prefabricadas chinas: alerta en la construcción por su precariedad

La importación de viviendas metálicas desde China despierta preocupación en el sector. Advierten que su bajo costo oculta deficiencias estructurales y podría agravar la crisis laboral en la construcción.

La crisis de la construcción, agravada por la paralización de la obra pública dispuesta por el Gobierno de Javier Milei, suma un nuevo frente de conflicto. La reciente apertura comercial facilita la importación de casas prefabricadas chinas a precios muy accesibles, lo que genera preocupación tanto por su impacto en el empleo como por la calidad y seguridad de estas estructuras.

Las viviendas metálicas tipo contenedor ya se comercializan a través de plataformas como Amazon, con precios que rondan los 18.000 dólares. Estas unidades cuentan con dos pisos, cocina, baño y dormitorios, y pueden instalarse en pocas horas. Además, el envío es gratuito en determinados períodos, lo que hace aún más tentadora la oferta.

Sin embargo, desde los gremios y sectores de la construcción advierten que estas soluciones habitacionales podrían traer problemas en el futuro. En primer lugar, destacan que su bajo costo se debe a la precariedad de los materiales utilizados. La estructura principal está compuesta por paneles sándwich de acero con relleno de EPS o lana de roca, lo que, según expertos locales, podría no ofrecer la durabilidad ni la resistencia necesarias ante el clima adverso de algunas regiones argentinas.

Además, el desembarco de estas viviendas importadas amenaza con profundizar la crisis del empleo en la construcción, un sector ya golpeado por la reducción de la obra pública. “Cada casa que se importa es trabajo que se pierde para los obreros y empresas locales. No solo estamos hablando de calidad de vida para quienes las habiten, sino de la supervivencia de un rubro clave para la economía”, alertó un dirigente sindical.

A pesar de los cuestionamientos, los fabricantes destacan que las casas cuentan con diseños modernos, espacios luminosos y opciones de personalización, como distintos acabados para paredes, puertas corredizas y revestimientos. También garantizan un mantenimiento de por vida y un servicio técnico online.

Sin embargo, la falta de regulación en torno a estos productos genera incertidumbre. ¿Cumplen con las normativas de seguridad vigentes en el país? ¿Qué respaldo real tienen los compradores ante desperfectos o fallas estructurales? Estas preguntas aún no tienen una respuesta clara, lo que aumenta las dudas sobre la conveniencia de estas viviendas.

Mientras el Gobierno apuesta por la apertura del mercado, el sector de la construcción enfrenta un nuevo desafío. Las casas prefabricadas chinas aparecen como una opción económica, pero su impacto en la calidad de vida de los compradores y en la estabilidad del empleo sigue siendo un tema de debate. En un contexto de crisis, la urgencia por soluciones habitacionales no puede eclipsar la necesidad de viviendas seguras y una industria nacional fuerte.