Más de un millón de pesos para no ser pobre: la realidad económica en Argentina
En diciembre de 2024, una familia tipo necesitó más de $1.000.000 para no caer en la pobreza y casi $450.000 para superar el umbral de indigencia. Los datos reflejan la complejidad del panorama socioeconómico.
El costo de la vida en Argentina continúa escalando, dejando en evidencia las dificultades que enfrentan millones de hogares. Según el INDEC, en diciembre de 2024, una familia tipo —compuesta por dos adultos y dos niños— requirió $1.024.435 para cubrir la Canasta Básica Total (CBT) y no ser considerada pobre. Para superar la línea de indigencia, los ingresos necesarios ascendieron a $449.314.
Los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) coinciden con el índice de inflación de diciembre, que cerró en 2,7%. A pesar de este leve incremento mensual, las cifras anuales ofrecen un panorama alarmante: mientras la CBT subió un 106,6% a lo largo del año, la inflación general alcanzó el 117,8%.
La Canasta Básica Alimentaria (CBA), que mide los bienes indispensables para determinar la línea de indigencia, presentó un incremento del 86,7% en 2024, también por debajo de la inflación. Este fenómeno, aunque significativo, no alivia las dificultades de los sectores más vulnerables, ya que las cifras siguen marcando niveles de ingresos inalcanzables para una gran parte de la población.
Un adulto individual, según el informe, necesitó $331.532 mensuales para no ser pobre, mientras que el umbral de indigencia se fijó en $145.409. Estas cifras reflejan una creciente desigualdad en el acceso a bienes y servicios esenciales, como alimentos, vivienda y educación.
En un contexto donde la inflación actúa como el principal motor de pobreza, la desaceleración de la suba de precios observada en los últimos meses no ha logrado traducirse en mejoras significativas para los sectores más golpeados. Los salarios reales, en muchos casos, no acompañan el ritmo de los aumentos, dejando a numerosas familias atrapadas en un círculo de precariedad económica.
La creciente brecha entre ingresos y costos de vida en Argentina subraya la urgencia de implementar políticas efectivas para controlar la inflación y mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores. Aunque el ritmo de los aumentos de la CBA y la CBT fue inferior al de la inflación general en diciembre, esto no se traduce en un alivio palpable para quienes se enfrentan a la realidad de no alcanzar el ingreso mínimo necesario para vivir dignamente.
En este contexto, la discusión sobre la calidad de las políticas públicas se vuelve indispensable, exigiendo un enfoque que contemple no solo el control de precios, sino también una distribución más equitativa de los recursos. Argentina sigue enfrentando el desafío de garantizar que el crecimiento económico no sea solo una cifra, sino una mejora real en la calidad de vida de su población.