Caída de ventas en supermercados: un reflejo de la contracción económica

Las ventas minoristas continúan en declive, mientras los consumidores enfrentan un contexto de inflación y pérdida del poder adquisitivo.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que las ventas en supermercados cayeron un 12,8% interanual en septiembre, marcando una tendencia negativa que se extiende a lo largo del año. En el acumulado enero-septiembre, la baja alcanza un 11,6% en comparación con el mismo período de 2023, reflejando el impacto de la crisis económica en el consumo masivo.

Los datos muestran que el índice de la serie desestacionalizada registró una leve caída del 0,4% en septiembre respecto del mes anterior, mientras que el índice de la serie tendencia-ciclo mostró una variación positiva de 0,5%. Estas cifras confirman un escenario de debilidad en el consumo, donde las familias priorizan bienes esenciales ante la pérdida de poder adquisitivo.

El panorama no es más alentador en los autoservicios. Las ventas a precios constantes cayeron un 21,7% interanual en septiembre, mientras que el acumulado enero-septiembre mostró una disminución del 14,4% respecto al mismo período del año anterior. A pesar de que el índice tendencia-ciclo también reportó un ligero incremento del 0,4% en septiembre, la contracción general es evidente.

En el caso de los shoppings, los resultados presentan un contraste interesante. Las ventas totales a precios corrientes en septiembre ascendieron a 409.496,7 millones de pesos, representando un aumento del 161% interanual, impulsado por el efecto de la inflación. Sin embargo, al analizar las ventas a precios constantes (ajustadas a valores de diciembre de 2016), se evidencia una caída del 1,3% interanual, lo que refleja una disminución real en el volumen de bienes vendidos.

Factores que explican la caída

La inflación persistente, la depreciación del peso y la incertidumbre económica han reducido significativamente el poder adquisitivo de las familias. Esta situación ha llevado a los consumidores a restringir sus compras, especialmente en productos no esenciales. Además, el aumento en los costos de vida, junto con tasas de interés elevadas, dificulta el acceso a crédito, limitando aún más el gasto.