Los salarios no le ganan a la inflación
Un informe de la UBA revela que el salario mínimo cayó 28% en un año y está por debajo del nivel de 2001.
La crisis inflacionaria sigue impactando con fuerza en los ingresos de los argentinos. Un análisis del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) de la UBA evidencia la alarmante pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo, que se ubica en valores inferiores a los de la crisis de 2001.
La inflación, que ha sido un flagelo constante para la economía argentina, no da tregua. Según el informe «Panorama del empleo asalariado formal y de las remuneraciones» del IIEP, el salario mínimo cayó un 28% en términos reales entre noviembre de 2023 y octubre de 2024. Esta disminución no solo agrava la precariedad económica, sino que coloca el ingreso básico por debajo de los niveles de 2001, el año del colapso financiero que marcó el fin de la convertibilidad.
El estudio destaca además que la pérdida acumulada respecto al máximo histórico del salario mínimo, registrado en septiembre de 2011, es cercana al 60%. Este dato subraya la gravedad del deterioro, afectando no solo el consumo cotidiano de los trabajadores, sino también las perspectivas de recuperación económica.
El análisis detalla que la caída no fue uniforme, sino que se produjo en ciclos. En diciembre de 2023, por ejemplo, hubo una contracción significativa del 15%, seguida por un nuevo retroceso del 17% en enero de 2024. Aunque los meses posteriores reflejaron cierta estabilización, nuevas caídas del 4,4% en junio y del 1,3% entre agosto y octubre completaron un panorama de permanente erosión del poder adquisitivo.
Sin embargo, el empleo registrado parece haberse mantenido estable pese a estas condiciones adversas. Según los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), en agosto de 2024 había 10.124.000 trabajadores asalariados formales. Esto demuestra que, a pesar de la pérdida de poder de compra, el empleo asalariado no sufrió un impacto proporcional.
El retroceso en el salario mínimo refleja un problema estructural en la economía argentina, donde la inflación continúa desbordando cualquier intento de ajuste salarial. Según economistas del IIEP, la clave para revertir esta situación radica en atacar de raíz las causas de la inflación y en promover acuerdos sectoriales que sostengan el poder adquisitivo.
En conclusión, la caída del salario mínimo por debajo del nivel de 2001 no solo expone una grave crisis social, sino que también desafía la capacidad del país para garantizar un nivel básico de bienestar. Mientras la inflación no sea contenida y los salarios sigan perdiendo terreno, el horizonte económico de los argentinos permanecerá nublado. Políticas integrales y sostenibles serán indispensables para evitar que la espiral de pérdida del poder adquisitivo siga agravándose.