El éxodo silencioso del sistema científico argentino
La reducción del presupuesto y las tensiones políticas generan un éxodo de investigadores y ponen en jaque el futuro del Conicet, emblema de la ciencia nacional.
El sistema científico argentino enfrenta una de las crisis más profundas de su historia. La renuncia de Manuel García Solá, representante de la Sociedad Rural en el directorio del Conicet, y las fuertes declaraciones de Javier Milei sobre la comunidad científica desataron un debate que refleja un clima de tensión creciente. Mientras tanto, la caída del presupuesto destinado a la ciencia pone en jaque a los investigadores, las universidades y los programas de desarrollo científico.
Un ajuste sin precedentes
Según un análisis de Chequeado, el presupuesto asignado a “Ciencia y Técnica” cayó un 30% en términos reales entre 2023 y 2024, incumpliendo la Ley de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología. Esta norma establece un mínimo del 0,39% del PBI, un objetivo lejano cuando las proyecciones para 2025 prevén una nueva reducción del 2% en términos reales.
El Conicet, principal organismo de investigación científica, es uno de los más afectados. Los recursos destinados al ente cayeron un 23% en 2024 y se proyecta un desplome del 60% para 2025. Esta situación repercute directamente en los investigadores: la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico registró una baja del 2,5% en su plantilla respecto al año anterior, marcando la primera caída en 17 años. Además, las becas doctorales y posdoctorales, fundamentales para la formación de nuevos científicos, se redujeron de 2.100 a 1.450 en 2024.
Efectos en cadena
Los recortes salariales, con una caída del 30% en términos reales, dejan a muchos investigadores al borde de la pobreza. Este contexto impulsa la fuga de talentos al exterior, un fenómeno que resurge con fuerza tras años de intentos por repatriar científicos. Alejandro Díaz Caro, quien regresó al país en 2014, es un ejemplo reciente de quienes han decidido abandonar nuevamente Argentina por mejores oportunidades en el extranjero.
El impacto no se limita al Conicet. Universidades nacionales reportan una pérdida del 10% en su cuerpo docente y de investigadores. Incluso los aspirantes a ingresar a la carrera de investigador disminuyeron un 30% en 2024, una señal alarmante sobre el futuro del sistema científico.
Reacciones y llamados de atención
La comunidad internacional también se manifestó. En septiembre, 68 premios Nobel enviaron una carta abierta a Milei advirtiendo sobre los riesgos de los recortes. “Destruir un sistema que tardó décadas en construirse podría ser irreversible”, señalaron.
Desde la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, Darío Geuna anunció un Plan Estratégico 2024-2025 para optimizar recursos y conectar a científicos con sectores productivos. Sin embargo, las medidas parecen insuficientes frente a la magnitud del problema.
El futuro en juego
El ajuste en el sistema científico argentino no solo afecta a los investigadores actuales, sino que compromete el desarrollo económico y social del país. La comunidad científica enfrenta el desafío de resistir ante un panorama de incertidumbre, mientras la sociedad observa si será posible revertir el éxodo silencioso de talentos que amenaza con vaciar de contenido al sistema científico nacional.