Crisis social: más de la mitad de la población del país está en la pobreza

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) reportó que, en el primer semestre de 2024, un 52,9% de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza, con un preocupante 18,1% en situación de indigencia.

Según los últimos datos revelados por la Encuesta Permanente de Hogares, la crisis social y económica afecta profundamente a los argentinos. Las cifras indican que una gran parte de la población no puede satisfacer sus necesidades básicas, y aquellos en situación de indigencia —es decir, que no logran cubrir siquiera la canasta alimentaria mínima— han aumentado significativamente, debido a la inflación y el bajo poder adquisitivo.

La alta inflación ha sido un factor clave en el crecimiento de la pobreza y la indigencia, pues erosiona los ingresos y afecta especialmente a los sectores más vulnerables, quienes destinan la mayor parte de sus recursos a cubrir necesidades esenciales. La precarización laboral también contribuye a esta situación, ya que el empleo informal, que ha aumentado en los últimos años, ofrece poca estabilidad y salarios reducidos, dificultando aún más el acceso a bienes y servicios esenciales.

Otro dato alarmante relevado por el INDEC es la calidad de vida en los centros urbanos, donde el 22,7% de los hogares se encuentra en viviendas con condiciones materiales insuficientes. Además, el acceso a servicios básicos es limitado: un 50,5% de la población no dispone de agua corriente, gas, ni desagües cloacales en sus hogares, lo cual impacta directamente en su salud y bienestar.

Impacto en la educación

La situación económica también afecta el acceso a la educación. Según el informe, el «clima educativo» —la cantidad de años de escolaridad de los adultos en cada hogar— es bajo en el 36,5% de los hogares con niños y adolescentes de 4 a 17 años. Este índice refleja desigualdades estructurales que complican la posibilidad de progreso educativo y social en las futuras generaciones.

Sin embargo, el nivel de asistencia escolar sigue siendo alto en esta franja de edad, especialmente en hogares con clima educativo medio, alto o muy alto, donde las tasas de asistencia alcanzan entre el 98,0% y el 98,9%. Este dato muestra que, pese a las dificultades económicas, los padres priorizan la educación formal de sus hijos, reconociéndola como un posible camino para mejorar sus condiciones de vida en el futuro.