La caída del poder adquisitivo: salario mínimo por debajo de la inflación

En Argentina, el salario mínimo creció un 127% en el último año, pero la inflación del 209% superó ese incremento. La pérdida del poder adquisitivo afecta a millones de trabajadores, con el salario mínimo cubriendo solo el 27,5% de la canasta básica.

El salario mínimo en Argentina ha perdido terreno frente a la inflación, lo que genera una creciente preocupación entre los trabajadores. Aunque en términos interanuales el salario aumentó de $118.000 a $268.056,50, este incremento queda opacado por la inflación, que alcanzó un alarmante 209%. Esta brecha del 82% refleja una disminución significativa en el poder adquisitivo de quienes perciben el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM).

El Consejo del Salario Mínimo ha sido escenario de intensas negociaciones, pero sin resultados satisfactorios para la clase trabajadora. A raíz del fracaso en las conversaciones, el Gobierno fijó unilateralmente el salario para el período de julio a octubre, estableciéndolo en $271.571, lo que representa un aumento acumulado del 74% en 2024. Sin embargo, este ajuste no logra contrarrestar los efectos de una inflación descontrolada, que se traduce en una pérdida de poder adquisitivo.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que en septiembre de 2024, una familia tipo necesitó $964.620 para cubrir sus necesidades básicas, mientras que la canasta alimentaria costó $428.720. Estas cifras revelan una dramática reducción en la capacidad de compra del salario mínimo, que hoy cubre apenas el 27,5% de la canasta básica total y el 62,2% de la alimentaria, en contraste con el 36,9% y 79,9%, respectivamente, de hace un año.

El deterioro de los ingresos se ha agudizado, afectando no solo a los trabajadores formales, sino también a quienes perciben jubilaciones y prestaciones sociales vinculadas al salario mínimo. La falta de avances en las paritarias desde julio profundiza esta crisis, dejando en evidencia la necesidad urgente de medidas que protejan el poder adquisitivo frente a una inflación imparable.