Aumenta la tensión gremial: el paro de transporte se encamina hacia un paro general

El anuncio del paro de transporte para el 30 de octubre podría escalar a un paro general, impulsado por gremios combativos en respuesta a las políticas económicas del gobierno de Javier Milei y su veto a la Ley de Financiamiento Universitario.

Los gremios argentinos intensifican su estrategia para transformar el anunciado paro de transporte en una medida de fuerza de mayor alcance. Lo que inicialmente parecía una protesta sectorial amenaza con convertirse en un paro general, motivado por el malestar creciente hacia las políticas económicas del gobierno nacional y el reciente veto a la Ley de Financiamiento Universitario, que avivó las tensiones entre las bases sindicales.

El paro de transporte previsto para el 30 de octubre, encabezado por Pablo Moyano desde la Mesa Nacional del Transporte, ha tomado una dimensión inesperada en el panorama sindical argentino. Lo que empezó como una protesta por reclamos sectoriales ahora tiene el potencial de convertirse en una huelga general, alimentada por la creciente frustración ante las decisiones del gobierno de Javier Milei, en especial su negativa a sancionar la Ley de Financiamiento Universitario.

Moyano ha sido uno de los principales impulsores de esta medida y, en una clara señal de la gravedad del conflicto, ha sugerido incluso su posible renuncia a la conducción de la CGT. «Después veremos qué medidas tomamos, si la continuidad en la CGT o no», expresó, lo que causó una fuerte conmoción en el seno de la central sindical. En paralelo, Mario “Paco” Manrique, un referente importante del sector combativo, también renunció a la CGT, argumentando que la conducción actual está «vacía de contenido» y no representa los intereses de los trabajadores.

El veto de Milei a la Ley de Financiamiento Universitario ha sido el último eslabón en una cadena de políticas que los sindicatos critican como perjudiciales para los sectores populares. Para Pablo Moyano y otros dirigentes, estas decisiones muestran la desconexión del gobierno con las necesidades de los trabajadores y profundizan una política que ellos describen como «de hambre y entrega». En este contexto, los gremios ven la oportunidad de hacer un reclamo masivo, con la posibilidad de sumar más sectores a la protesta.

El Instituto Patria, estrechamente vinculado a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, también ha jugado un papel en la intensificación de las tensiones. La reciente reunión entre Moyano y CFK, junto con la cercanía de Mario Manrique con el kirchnerismo, sugiere que la protesta podría estar encaminada a generar un conflicto de mayor envergadura, con el objetivo de presionar tanto al gobierno como a la CGT a tomar una postura clara.

Mientras tanto, algunos sectores de la CGT han optado por mantener un canal de diálogo abierto con el gobierno de Milei, lo que ha generado fricciones internas en la central sindical. Para Moyano y los sectores más combativos, esta postura es vista como una traición a los intereses de los trabajadores, lo que refuerza su llamado a una huelga de mayor alcance.