Caída del consumo y crisis en la industria textil: 10.000 despidos y cierres masivos
La industria textil atraviesa una de sus peores crisis en años, con una combinación de caída del consumo interno, aumento de costos y falta de políticas públicas que deja a miles de trabajadores sin empleo y a muchas fábricas cerrando sus puertas.
La industria textil argentina está en un punto crítico. Según el último informe de la fundación Pro Tejer, en lo que va del año, 10.000 trabajadores han sido despedidos, y muchas fábricas han cerrado sus puertas. Esta situación es el resultado de una pronunciada caída en el consumo interno y otros factores económicos que afectan directamente a las pequeñas y medianas empresas del sector.
La caída del consumo, impulsada por el aumento del costo de vida, ha golpeado con fuerza a la industria textil. Factores como la inflación, los aumentos en las tarifas de servicios y la retracción del poder adquisitivo de la población han reducido drásticamente la demanda de productos textiles, lo que, a su vez, ha llevado a una disminución en la producción y, por ende, a un aumento en los costos unitarios de cada prenda fabricada.
Luciano Galifone, presidente de la fundación Pro Tejer, explica: “La ropa es uno de los primeros bienes que las personas dejan de comprar cuando no tienen dinero. Alimentos, por ejemplo, son imprescindibles, pero la ropa es algo que la gente puede dejar de renovar por un tiempo”. Esta tendencia ha llevado a que las fábricas deban reducir su producción o cerrar, agravando la crisis laboral en el sector.
Uno de los factores más discutidos dentro de esta crisis es la competencia con los productos importados. La fundación Pro Tejer ha advertido sobre la falsa creencia de que la apertura de las importaciones reduce los precios. En realidad, aseguran que esta medida ha sido uno de los principales detonantes de la crisis, ya que la baja en la demanda local y la competencia desleal con productos importados han afectado la rentabilidad de las empresas nacionales.
Jorge Sorabilla, secretario de la fundación, subraya la necesidad de «condiciones de competencia leal». Sorabilla también señala que los impuestos que se aplican a lo largo de la cadena de producción representan más del 50% del precio final que paga el consumidor. Esto, sumado a un tipo de cambio que favorece a los productos importados, ha puesto en jaque a las empresas locales, que ven cómo sus costos aumentan y sus ventas caen.
A medida que avanza el 2024, el panorama para la industria textil sigue empeorando. Las políticas económicas actuales no ofrecen una solución inmediata, y los empresarios del sector textil reclaman reformas estructurales que les permitan competir en mejores condiciones.