Muere una mujer en fiesta electrónica: el debate sobre la regulación de drogas en Argentina
Alejandra Mara Pereyra, de 37 años, falleció tras consumir éxtasis en una fiesta en Córdoba. La tragedia reaviva la discusión sobre la regulación y reducción de daños en el consumo de drogas.
El pasado miércoles 19 de junio, Alejandra Mara Pereyra, de 37 años, perdió la vida después de consumir éxtasis en una fiesta electrónica en Córdoba, donde actuaba el DJ Hernán Cattaneo. El evento, celebrado en el complejo Forja, barrio Talleres Oeste, también dejó a otras 29 personas hospitalizadas por descompensaciones. Este triste suceso ha vuelto a poner en el centro del debate la regulación y las medidas de reducción de daños en el consumo de drogas en Argentina.
El vínculo entre los seres humanos y las drogas ha existido siempre, pero los avances tecnológicos y cambios culturales han facilitado la aparición de nuevas sustancias, como el éxtasis, especialmente popular en fiestas electrónicas. Esta droga provoca una intensa sensación de euforia y energía, liberando neurotransmisores como la serotonina, dopamina y norepinefrina, que potencian la felicidad y el estado de alerta. Sin embargo, la falta de información y la política prohibicionista incrementan los riesgos asociados al consumo.
En Argentina, diversas organizaciones trabajan desde una perspectiva de reducción de daños, promoviendo el consumo responsable y la prevención de riesgos. La Asociación de Reducción de Daños de la Argentina (ARDA), fundada a fines de los 90, agrupa a profesionales, organizaciones y usuarios de drogas con el objetivo de implementar políticas basadas en la salud, los derechos humanos y la evidencia científica.
El presidente de ARDA, Gustavo Zbuczynski, afirma que el vínculo entre personas y drogas no puede ser ignorado. «El tema es revisar de qué manera lo hacen y cómo evitar las consecuencias negativas», señala, destacando la importancia de aceptar también las consecuencias positivas y neutras del consumo de drogas.
La perspectiva de reducción de daños se diferencia tanto del enfoque prohibicionista, que centra su atención en las sustancias, como de la legalización total propuesta por sectores liberales, que dejan el tema en manos del mercado. Zbuczynski sostiene que ilegalizar una sustancia no cancela su circulación, sino que aumenta las adulteraciones y las intoxicaciones, como se demostró con la ley seca en Estados Unidos.
El político Javier Milei, por su parte, considera que el consumo de drogas es una elección personal que no debe implicar intervención estatal. Sin embargo, la reducción de daños aboga por una regulación estatal de todas las drogas, enfocándose en las políticas públicas para mitigar las consecuencias negativas del consumo.
Una de las herramientas esenciales de la reducción de daños es el testeo de pastillas, que permite identificar la composición de las drogas sintéticas y detectar adulterantes. El Test de Marquis, por ejemplo, utiliza reactivos colorimétricos para identificar la presencia de MDMA. No obstante, la tenencia de estos reactivos es ilegal en Argentina, lo que convierte al testeo en una práctica clandestina y penalmente castigada.
A pesar de estas restricciones, organizaciones como ARDA continúan luchando por la modificación de la Ley de Drogas. «Es necesario cambiar la figura de tenencia en la ley para diferenciar entre producir drogas y proteger a quienes las consumen», argumenta Zbuczynski.
El fallecimiento de Alejandra Mara Pereyra es un recordatorio trágico de los peligros asociados al consumo de drogas sin regulación ni información adecuada. La implementación de políticas de reducción de daños y la modificación de las leyes actuales son pasos esenciales para proteger la vida y la salud de quienes eligen consumir estas sustancias.