La suba de tarifas energéticas incrementa la inflación y afecta el poder adquisitivo
Los aumentos del gas y la electricidad, de hasta el 20% y 95% respectivamente, elevarán la inflación de junio, que se proyecta superará el 4,2% de mayo. Esta situación agrava la pérdida de poder adquisitivo y la recesión económica.
En un contexto económico ya complicado, los aumentos en las tarifas de luz y gas prometen agregar más presión sobre los consumidores argentinos. Según especialistas, estos incrementos, que podrían llegar hasta el 20% en el gas y un impactante 95% en la electricidad, elevarán la inflación de junio por encima del 4,2% registrado en mayo.
La suba de tarifas de luz y gas anunciada por el Gobierno ha generado preocupación entre los economistas y la población en general. Estas alzas, previstas para junio, añaden un piso del 1% al costo de vida, haciendo insostenible la tendencia a la baja que había mostrado el índice de precios al consumidor en los últimos meses.
Para muchos hogares, los incrementos serán especialmente onerosos, afectando principalmente a quienes consumen más energía. Se estima que la electricidad podría llegar a subir hasta un 95%, mientras que el gas podría incrementarse en un 20%. Estos aumentos no solo afectan a los usuarios residenciales, sino también a comercios e industrias, que verán una reducción significativa en los subsidios que reciben.
El impacto de estas medidas se refleja en el deterioro del poder adquisitivo de las familias argentinas. La recesión económica, que se profundiza con la caída del 3,5% proyectada para este año, según consultoras y organismos internacionales como el Banco Mundial, es un reflejo de la pérdida de empleo y la incertidumbre económica. De hecho, más de 120 mil empleos se perdieron en el primer cuatrimestre del año, una cifra que podría aumentar en los próximos meses.
Los hogares destinan una porción cada vez mayor de sus ingresos a pagar las tarifas de servicios públicos, una situación que debilita aún más la capacidad de consumo y contribuye a la recesión económica. Esta situación obliga al Estado a intervenir, destinando unos US$ 6.500 millones en subsidios este año, una reducción significativa respecto a los casi US$ 9.700 millones del 2023.
Sin embargo, se espera que los subsidios a la energía disminuyan en 2024, debido a la caída de los precios internacionales del gas natural licuado (GNL) y al aumento de la capacidad de transporte de gas natural desde la cuenca neuquina. Esta mejora en la infraestructura de transporte ha reducido el costo de suministro, ofreciendo un respiro en medio de un panorama económico complicado.
El Gobierno, consciente del impacto negativo de estas medidas, ha intentado justificar los incrementos como necesarios para reducir el gasto en subsidios y estabilizar las finanzas públicas. No obstante, la población sigue enfrentando un desafío significativo para mantener su poder adquisitivo y sostener su nivel de vida en un contexto de alta inflación y recesión.
La suba de tarifas energéticas en Argentina representa un nuevo golpe para los consumidores y la economía en general. Con una inflación que se proyecta por encima del 4,2% de mayo y un poder adquisitivo en declive, el desafío para el Gobierno será encontrar un equilibrio entre la reducción del gasto en subsidios y la protección del bienestar de los ciudadanos. Mientras tanto, los argentinos deberán adaptarse a un escenario económico cada vez más exigente.