Jubilados en la cornisa: La dolorosa realidad de ser la variable de ajuste ante la inflación
Los jubilados argentinos enfrentan una alarmante caída de ingresos, convirtiéndose en la variable de ajuste frente a la inflación. A pesar del superávit fiscal anunciado por el gobierno, un estudio revela que los recortes a los haberes jubilatorios han permitido ahorrar US$ 26.000 millones en los últimos seis años. La cruda verdad es que no hay bono que compense la pérdida acumulada.
La vulnerabilidad económica de los jubilados en Argentina se agudiza, experimentando una preocupante disminución de sus ingresos que se intensificará en los próximos meses. A pesar del reciente anuncio de un superávit fiscal de $500.000 millones en enero, un estudio detalla que los recortes a los haberes jubilatorios han representado un ahorro considerable de US$ 26.000 millones durante los últimos seis años. Los haberes previsionales, una vez más, son la opción recurrente de los gobiernos para equilibrar las cuentas públicas, generando una crítica situación para quienes han dedicado décadas al trabajo y la construcción del país.
El ajuste sobre los haberes jubilatorios debido a la inflación se hará sentir con fuerza en los próximos meses. La fórmula de movilidad, que proyecta un aumento del 30% en marzo, se enfrenta a una realidad inflacionaria que podría superar el 80% acumulado en el primer trimestre del año. Este panorama se refleja en el estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), que revela una pérdida significativa de poder adquisitivo para los jubilados en comparación con el haber promedio mensual de 2017.
La cruda realidad se traduce en que las jubilaciones percibidas en enero pasado registraron una pérdida del 57% en poder adquisitivo en comparación con el haber promedio mensual de 2017 para aquellos que no recibieron bonos. En el caso de quienes sí los cobraron, la pérdida fue del 35%, según el mismo estudio del IARAF.
La situación se torna aún más desafiante al considerar que un jubilado que recibió bonos solo pudo adquirir en enero un 65% de los bienes y servicios que podía obtener en promedio durante 2017. En contraste, aquellos que no recibieron bonos accedieron solo al 43% de los bienes y servicios que adquirían seis años atrás.
Además, el informe alerta sobre el futuro inmediato, proyectando que, de no haber cambios en la fórmula previsional actual, en mayo los jubilados argentinos alcanzarán el menor poder adquisitivo del período 2018-2024. El economista Nadin Argañaraz del IARAF advierte una pérdida del 37% respecto a mayo de 2023 y del 45% en comparación con el promedio mensual de 2017.
Cuerpo de la Noticia: La situación se agrava para aquellos jubilados que no cobraron bonos. El ajuste ha sido aún más drástico, equivalente a haber percibido durante 72 meses un poder adquisitivo correspondiente a solo 58 meses de 2017. Esto se traduce en una pérdida de 13,7 haberes, cifra que, expresada en valores de diciembre de 2023, requiere una compensación de $2.800.000.
El estudio del IARAF plantea interrogantes sobre cuánto gasto público ha ahorrado Argentina a expensas de los jubilados, ajustando sus haberes mediante la inflación y la consiguiente licuación de ingresos. La respuesta radica en que, al ser el Estado Nacional quien paga las jubilaciones, los ajustes reducen el gasto público real, disminuyendo así el peso relativo del gasto en jubilaciones en la economía.
Entre 2018 y 2023, los jubilados que recibieron bonos experimentaron una pérdida real de 9,4 jubilaciones en términos reales de las 72 del período. Esto se traduce en un ahorro de USD 1.900.000 que los jubilados no pudieron gastar debido a la inflación.
El economista Nadin Argañaraz recalca que, aunque el ahorro en jubilaciones no implica necesariamente una reducción equivalente en el gasto público total, ha habido una redistribución de ingresos. Para 2024, estima que el ahorro alcanzará otros USD 10.000 millones, siempre y cuando no se realicen modificaciones a la fórmula de actualización.
En medio de cifras económicas favorables celebradas por el gobierno, los jubilados continúan siendo la variable de ajuste ante la inflación. La indiferencia de la sociedad ante la constante erosión de los haberes jubilatorios plantea cuestionamientos sobre la equidad y la necesidad de repensar las políticas que impactan directamente en quienes contribuyeron significativamente al desarrollo del país. La voz de los jubilados, a menudo silenciada, clama por atención y justicia en medio de un escenario financiero que los relega a ser la moneda de cambio de ajustes fiscales.