Tarifas 2026: el Gobierno activó la indexación mensual para luz y gas

El Gobierno nacional oficializó los nuevos esquemas tarifarios para 2026, estableciendo un mecanismo de actualización mensual basado en la inflación y un endurecimiento en los criterios de asignación de subsidios estatales.

El escenario energético de la Argentina para el inicio de 2026 ha quedado definido. A través de un paquete de nueve resoluciones publicadas este lunes por la Secretaría de Energía, el Poder Ejecutivo nacional puso en marcha el nuevo mecanismo de tarifas 2026, que entrará en vigencia el 1º de enero. La medida no solo ajusta los valores actuales, sino que consolida una política de indexación sistemática diseñada para evitar que los precios de los servicios públicos queden rezagados frente a la evolución general de los precios de la economía.

El nuevo esquema para el gas natural

La Resolución 605/2025 se erige como el pilar técnico del ajuste en el sector del gas. Mediante esta norma, la Secretaría de Energía determinó un incremento en el Precio de Ingreso al Sistema de Transporte (PIST). En términos prácticos, este ajuste técnico se traducirá de forma inmediata en un impacto base del 0,53% en las facturas residenciales del primer mes del año.

No obstante, fuentes oficiales advierten que este porcentaje es solo el componente mayorista. Para conocer el impacto final en el bolsillo de los usuarios, se deberán sumar los nuevos cuadros tarifarios que los entes reguladores definan en las próximas horas para los segmentos de transporte y distribución. Paralelamente, la Resolución 606/2025 estableció adecuaciones al Plan Gas A, garantizando compensaciones estatales a los productores adheridos por los volúmenes de fluido entregados al sistema.

Electricidad: precios mayoristas y estabilidad real

En lo que respecta al suministro eléctrico, el Gobierno nacional fijó las variables que regirán el comportamiento del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) durante el primer trimestre de 2026. Bajo la Resolución 602/2025, se estableció un nuevo precio spot de 14.381/MWh, mientras que la Resolución 604/2025 reglamentó los precios de referencia para el periodo comprendido entre el 1º de enero y el 1 de abril de 2026.

La directriz del Ministerio de Economía es clara: mantener los valores de las tarifas 2026 «en términos reales lo más constantes posibles». Esta instrucción, detallada en los considerandos de la norma, obliga a la Secretaría de Energía a aplicar una indexación que siga de cerca el ritmo inflacionario, abandonando definitivamente el congelamiento tarifario como herramienta de política económica.

Convergencia de subsidios: un criterio más restrictivo

Uno de los puntos más sensibles de la reforma es el cambio profundo en la asignación de la asistencia estatal. El Gobierno ha decidido profundizar la denominada «convergencia tarifaria», un proceso que busca eliminar las brechas de precios que históricamente separaron a los distintos niveles de ingresos.

Bajo el nuevo marco normativo, las bonificaciones para los usuarios de los Niveles 2 (ingresos bajos) y Nivel 3 (ingresos medios) comenzarán a alinearse progresivamente con los valores que abonan los usuarios del Nivel 1 (ingresos altos). Si bien se mantendrán ciertos porcentajes de descuento, la base de cálculo será uniforme para todos los estratos. Esta medida busca reducir drásticamente el peso fiscal de los subsidios en las cuentas públicas, aunque implicará una presión adicional sobre el presupuesto de los sectores más vulnerables de la sociedad.

Perspectivas para el usuario

La puesta en marcha de las tarifas 2026 marca el fin de la discrecionalidad en los aumentos y el inicio de una etapa de previsibilidad financiera para las empresas del sector, a costa de una actualización automática para el consumidor. El cierre de 2025 deja así trazada la hoja de ruta energética: un sistema donde el costo de la energía busca reflejar fielmente los costos de producción y transporte, minimizando la intervención del Tesoro Nacional.

En conclusión, el nuevo año comenzará con facturas que no solo serán más elevadas, sino que tendrán un dinamismo mensual atado a la macroeconomía. El éxito de esta política de «sinceramiento» dependerá, en gran medida, de la capacidad de los salarios para seguir el ritmo de una canasta de servicios públicos que promete no ceder terreno ante la inflación.