Radiografía de la precariedad laboral: 2025 cierra con récord de empleo informal y salarios estancados
Nueve de cada diez nuevos empleos creados en el último año carecen de derechos laborales. La informalidad y el monotributismo ya representan más de la mitad del mercado de trabajo activo.
l mercado laboral argentino finaliza 2025 exhibiendo una mutación estructural profunda. Aunque el Gobierno celebra la creación de 238.000 puestos de trabajo en el último año, el análisis pormenorizado de los datos del Indec revela una realidad alarmante: el 85% de esos nuevos empleos se insertaron en el sector informal. Esta dinámica consolida un modelo donde el empleo registrado asalariado retrocede frente al avance del «rebusque», el cuentapropismo y el monotributismo, transformando el paisaje social del país.
El fenómeno de los «trabajadores pobres»
A pesar de que la inflación ha mostrado signos de desaceleración respecto al shock de 2024, los ingresos no han logrado recuperar el terreno perdido. Actualmente, los salarios del sector privado registrado se encuentran un 22% por debajo de los niveles de 2017, mientras que en el sector público la caída real alcanza el 37%.
Esta erosión del poder adquisitivo ha dado lugar a un fenómeno antes marginal y hoy central: el trabajador pobre. Según el Instituto Gino Germani (UBA), siete de cada diez ocupados perciben ingresos que no alcanzan para cubrir la Canasta Básica Total (CBT). La estabilidad celebrada por el oficialismo se asienta, en rigor, sobre un piso histórico de ingresos que obliga a miles de personas a recurrir al pluriempleo o a tareas informales complementarias para subsistir.
De la industria al cuentapropismo
La sustitución de empleo de calidad por trabajo precario es directa. Mientras la industria destruyó 21.000 puestos y el empleo asalariado privado se contrajo en 26.000, el universo de monotributistas creció en más de 53.000 personas. Expertos como Luis Campos, del IEF-CTA, advierten que el año cierra «peor de cómo empezó», con un equilibrio que favorece exclusivamente a las ramas de baja productividad.
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Informalidad laboral: Afecta al 43,3% de los empleados según la EPH.
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Precarización total: Sumando asalariados no registrados y cuentapropistas, por primera vez se supera el 50% de la ocupación total.
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Pluriempleo: El 12% de los ocupados debe mantener más de un trabajo para evitar caer bajo la línea de pobreza.
Una economía de «enclave» y exclusión
La dualidad de la economía argentina se profundiza. El crecimiento del PBI, estimado en un 2,5% en el período acumulado bajo la gestión de Javier Milei, está traccionado casi exclusivamente por sectores extractivos o de servicios financieros: la pesca, el agronegocio y la intermediación financiera. En contrapartida, las ramas que históricamente generan empleo formal —la industria y la construcción— registran caídas del 7% y 11% respectivamente.
Claudio Lozano, director del IPyPP, señala que el «emprendedurismo» forzado es la única válvula de escape ante un modelo que no demanda mano de obra calificada. «La idea de que la reforma laboral es creadora de empleo no se sostiene; lo que se crea es subempleo de baja remuneración», concluye.
Perspectivas: estabilidad en el subsuelo
El cierre de 2025 deja una paradoja: una pobreza que bajó del pico del 52,9% al 31% por la vía de la desinflación, pero que se ha vuelto estructural. La estrategia de los hogares para no caer en la indigencia ya no es el ascenso social a través del salario, sino el aumento de la cantidad de miembros de la familia que salen a trabajar en condiciones de precariedad. Sin una recuperación de los sectores productivos, la Argentina se encamina a naturalizar un mercado de trabajo donde el derecho laboral es la excepción y no la regla.
