Nitacenos: la amenaza de los nuevos opioides que acecha a la Argentina

La detección de nitacenos en Brasil pone en alerta a las autoridades locales por su extrema letalidad, superando ampliamente la potencia del fentanilo y desafiando los controles fronterizos.

La aparición de los nitacenos, una nueva y peligrosa familia de opioides sintéticos mucho más letales que el fentanilo, encendió las alarmas en la región. Confirmada su circulación en Brasil, la amenaza comienza a preocupar seriamente a la Argentina debido a su enorme poder mortal, la facilidad de tráfico y el antecedente de crisis sanitarias provocadas por drogas similares en otros países. Estos compuestos, que inicialmente fueron desarrollados con fines analgésicos hace décadas pero nunca aprobados para uso clínico, han resurgido en el mercado negro global con consecuencias devastadoras para la salud pública.

El origen y la potencia de una droga invisible

Los nitacenos son opioides sintéticos fabricados predominantemente en laboratorios clandestinos o químicos en China. Su peligrosidad radica en una estructura molecular que les otorga una potencia que supera ampliamente a la de sustancias ya consideradas extremadamente peligrosas. Mientras que el fentanilo es entre 50 y 100 veces más potente que la morfina, el isonitaceno —la variante más frecuente detectada hasta el momento— alcanza entre 250 y 900 veces esa potencia.

Ciertas variantes de estos análogos pueden llegar incluso a multiplicar la fuerza de la morfina hasta 4.300 veces. Esta característica farmacológica implica que dosis microscópicas, invisibles al ojo humano o difíciles de detectar en controles convencionales, pueden provocar una depresión respiratoria fulminante, paro cardíaco y la muerte en cuestión de minutos. La precisión requerida para manipular estas sustancias es inexistente en el mercado ilegal, lo que convierte a cada dosis en una potencial «ruleta rusa» para el consumidor.

Brasil como foco de expansión regional

En este contexto, la situación en Brasil resulta especialmente alarmante para el Cono Sur. Según datos de la Policía del Estado de São Paulo, entre julio de 2022 y abril de 2023, el 95% de las incautaciones de opioides contenían nitacenos. Lo más preocupante es que, en casi un tercio de los casos, se trató de la sustancia principal y no de un adulterante. Esto demuestra que los nitacenos han dejado de ser un componente de «relleno» para consolidarse como una droga de consumo directo en la región.

Ante este escenario, las autoridades argentinas advierten sobre el riesgo inminente de que estas sustancias ingresen al país, especialmente a través de las rutas que conectan Brasil con Paraguay y el noreste argentino (NEA). Los informes del Ministerio de Seguridad señalan que los nitacenos representan una de las amenazas más graves dentro del universo de las Nuevas Sustancias Psicoactivas (NSP), no solo por su letalidad, sino por su versatilidad química. Los productores pueden modificar levemente su estructura para evadir los listados de sustancias prohibidas, creando un vacío legal constante.

Desafíos médicos y alertas internacionales

Un factor que agrava aún más el peligro es la dificultad de tratamiento. A diferencia de otros opioides, la reversión de una sobredosis por nitacenos mediante el uso de naloxona (el antídoto estándar) requiere dosis mucho más elevadas y una intervención inmediata que rara vez está disponible en la vía pública. En marzo de 2025, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta global tras detectar medicamentos falsificados, como comprimidos de OxyContin de 80 mg, que en realidad contenían variantes de nitacenos de alto riesgo.

Desde 2019, el Sistema de Alerta Temprana de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC) ha registrado 179 casos internacionales vinculados a estas sustancias, con una tasa de letalidad cercana al 89%. Las muertes se han concentrado principalmente en Estados Unidos, Canadá y Europa, pero la consolidación de focos en Brasil confirma que la ruta sudamericana ya está activa.

Argentina: prevención y blindaje

El antecedente del fentanilo en América del Norte, donde la crisis de precursores químicos provenientes de Asia provocó más de 110.000 muertes en un solo año, sirve como un sombrío recordatorio de lo que podría suceder. Para evitar que ese escenario se repita en suelo local con una droga aún más potente, Argentina ha intensificado los controles en pasos fronterizos clave y ha actualizado los listados de sustancias prohibidas bajo decretos de emergencia.

El fortalecimiento de los sistemas de alerta temprana y la capacitación de laboratorios antidrogas son hoy la primera línea de defensa. La experiencia internacional demuestra que, una vez que estos opioides se instalan en un territorio y su consumo se normaliza entre las poblaciones vulnerables, el impacto sanitario y social resulta devastador. Las autoridades consideran que la clave reside en la anticipación: cerrar los vacíos legales y reforzar la prevención antes de que el primer cargamento de nitacenos logre establecer una red de distribución local.