Crisis del consumo en Argentina: el 72% de los hogares ajustó sus gastos por la caída del salario

Un informe de la UBA revela que siete de cada diez argentinos recortaron sus consumos en el último trimestre. La crisis golpea con mayor fuerza a mujeres y sectores vulnerables.

La erosión del poder adquisitivo en Argentina ha consolidado un escenario de retracción económica profunda. Según el último relevamiento del Centro Nacional de Responsabilidad Social Empresarial y Capital Social (Cenarsecs), perteneciente a la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, el 72% de los argentinos se vio obligado a recortar sus gastos personales o familiares durante los últimos tres meses. Este ajuste, impulsado por el estancamiento de los salarios reales y la creciente precarización laboral, refleja una transformación drástica en los hábitos de compra de la población.

El informe detalla que el impacto no es uniforme: mientras que un 29% aplicó reducciones menores, un alarmante 43% de los hogares debió realizar recortes significativos en su presupuesto. En el extremo opuesto, solo un 5% de los encuestados logró incrementar su nivel de consumo, lo que evidencia la magnitud de la brecha económica y la parálisis del mercado interno.

Sectores más afectados y la brecha de género

El ajuste tiene un rostro claro en términos demográficos y socioeconómicos. Los datos de la UBA indican que el recorte fue más pronunciado entre las mujeres y en los hogares de menores ingresos. En este último segmento, la cifra de personas que reconocieron haber comprado menos en el último tiempo asciende al 82%.

La contracción del gasto se ensañó particularmente con los rubros considerados «no esenciales». Entre los sectores más castigados por la caída de la demanda se encuentran:

  • Indumentaria: Las familias postergan la renovación de vestimenta.

  • Librerías: Un sector sensible que refleja el recorte en consumos culturales y educativos.

  • Ventas minoristas: En sintonía con estos datos, la CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) reportó una caída interanual del 4,1% en noviembre y un desplome del 9,1% respecto a octubre en pymes.

El nuevo perfil del consumidor argentino

La crisis no solo ha reducido el volumen de compras, sino que ha modificado la conducta frente a la góndola. El fenómeno actual se caracteriza por consumos más frecuentes pero de montos menores, junto a una migración masiva hacia marcas más económicas (segundas y terceras líneas) para estirar el ingreso mensual.

Sin embargo, surge una paradoja interesante: a pesar de la escasez, la conciencia socioambiental persiste. El 75% de los consumidores asegura considerar factores de sustentabilidad al adquirir alimentos y bebidas. Incluso, un 70% afirma estar dispuesto a pagar un plus por productos sustentables, una tendencia que el 78% asegura haber puesto en práctica en alguna ocasión, buscando un equilibrio entre la ética de consumo y la restricción presupuestaria.

Un panorama productivo complejo

El escenario de consumo interno derrumbado se ve agravado por factores estructurales. El crecimiento del empleo informal y los bajos salarios configuran un panorama socioeconómico crítico para los sectores medios y bajos. A esto se suma la preocupación por la apertura importadora, que el informe señala como un factor de riesgo adicional para la producción y el empleo nacional.

La combinación de una demanda interna deprimida y la facilitación del ingreso de productos extranjeros genera una presión insostenible para la industria local, profundizando el deterioro de la cadena productiva. La crisis, por tanto, no es solo de bolsillo, sino que amenaza con reconfigurar negativamente la estructura laboral del país en el mediano plazo.