Mondelez frena producción y suspende 2.300 empleados por la caída del consumo

La suspensión de Mondelez en Pacheco impacta en la industria alimentaria por la caída del consumo. El sobrestock forzó a la fabricante de Milka y Oreo a parar la planta por 21 días, encendiendo alertas sobre la retracción económica y la incertidumbre laboral que afecta a 2.300 trabajadores.

El parate de Mondelez: un síntoma de la crisis de consumo masivo

La multinacional Mondelez, uno de los gigantes de la industria alimentaria global y local, decidió suspender la producción en su planta de Pacheco por un período de 21 días, afectando directamente a la totalidad de su plantilla, compuesta por unos 2.300 empleados. Aunque la compañía comunicó la medida como parte de “tareas de mantenimiento planificado y adecuación operativa”, fuentes sindicales y del sector señalan el factor clave detrás de esta decisión drástica: la caída del consumo masivo y el consecuente sobrestock acumulado.

Esta interrupción temporal, que impacta a la producción de marcas insignia como Oreo, Terrabusi, Milka, Pepitos y Cadbury, se convierte en una alarma para la industria. Mientras la empresa busca minimizar el impacto público, el sindicato STIA y la Comisión Interna acordaron que la suspensión no implicará despidos ni recortes salariales, con los trabajadores percibiendo sus licencias. Sin embargo, el consenso interno es que una situación de esta magnitud y duración no se registraba desde el año 2001, un claro indicio de la gravedad del contexto económico actual.

Acumulación de inventario: la versión sindical expone la baja demanda

El testimonio de los delegados internos de la planta de Pacheco ofrece una perspectiva crucial que pone en relieve la desaceleración económica. Según declaraciones como la de Jorge Penayo, delegado gremial, la fábrica ha estado operando con baja demanda y una constante acumulación de inventario desde principios de año.

El indicador más preocupante es la reducción drástica en las proyecciones de producción. De acuerdo con Penayo, la producción prevista para el ciclo 2025 se ha reducido en 13.000 toneladas, un ajuste que no se pudo compensar ni siquiera con el lanzamiento de nuevos productos. “Es por el consumo. Las marcas que producimos son las que consume la clase media”, afirmó el delegado, identificando claramente el motor de la crisis: la pérdida de poder adquisitivo y el cambio en los hábitos de compra de los consumidores.

Contexto industrial: la onda expansiva de la retracción

El parate de Mondelez no es un hecho aislado. La industria alimentaria y el sector de consumo masivo en general están lidiando con una caída generalizada que se refleja en una menor rotación de productos en supermercados y autoservicios, y depósitos con niveles de existencias inusualmente altos.

La cartera de Mondelez abarca un amplio espectro de productos, desde galletitas y chocolates hasta golosinas y bebidas, como Halls, Beldent, Cerealitas y Clight. Al ser la líder en segmentos clave, su decisión de suspender la producción por 21 días expone la severidad con la que la retracción económica está afectando incluso a las grandes corporaciones con marcas de alto valor percibido.

La medida se extiende hasta la fecha prevista de reanudación del 4 de enero, momento sobre el cual los trabajadores advierten una gran incertidumbre. Aunque la preocupación inmediata de los 2.300 empleados es la definición de las condiciones laborales posteriores al receso, la inquietud se extiende a la previsibilidad de la economía en el mediano plazo, donde la falta de claridad sobre la recuperación del consumo es el factor dominante.

La postura de la compañía versus la realidad del mercado

Mientras la versión oficial de Mondelez se centra en la «adecuación operativa» y el mantenimiento, las fuentes del sector y el gremio subrayan que la decisión es una respuesta directa y forzosa a las condiciones del mercado. En un entorno de negocios que valora la eficiencia operativa y el control de costos, operar con depósitos llenos es insostenible. El freno productivo es, por lo tanto, una estrategia para quemar inventario y equilibrar la oferta con la demanda real.

Este caso pone en evidencia la delgada línea entre la gestión corporativa planificada y la adaptación forzada a una crisis de consumo. La industria observa con atención, sabiendo que el destino de una gigante como Mondelez es un barómetro del clima económico que afecta a miles de empresas y millones de trabajadores.