Mercado de mascotas: los gatos impulsan un negocio millonario
La vida urbana y los espacios reducidos dispararon la adopción felina. El segmento ya representa el 35% de la facturación y apunta a igualar a los perros en rentabilidad.
El mapa demográfico de los animales domésticos en la Argentina está sufriendo una mutación acelerada que repercute directamente en la economía real. Si históricamente el perro fue el rey indiscutido de la casa argentina, el mercado de mascotas actual cuenta una historia diferente: los gatos avanzan a pasos agigantados, transformando la industria del petcare y obligando a las empresas a reformular sus estrategias de negocios.
Según los últimos datos de la consultora Kantar, aunque los caninos todavía mantienen una presencia mayoritaria en el 78% de los hogares con animales, los felinos han escalado hasta alcanzar el 51%. No se trata solo de una preferencia afectiva, sino de una respuesta pragmática a las nuevas dinámicas habitacionales y laborales de las grandes urbes. Este cambio de paradigma ha encendido los motores de una industria que ya mueve más de US$ 3.200 millones anuales en el país, según cifras de la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal (CAENA).
La urbanización como motor de cambio
El auge del gato no es un fenómeno aislado, sino el síntoma de una transformación social. La reducción de los metros cuadrados en los departamentos modernos y la extensión de las jornadas laborales han convertido al gato en la mascota ideal para la clase media trabajadora.
A diferencia de los perros, que demandan paseos diarios y una atención social constante, los felinos ofrecen una independencia que encaja a la perfección con la agenda del siglo XXI. Darío Maida Re, fundador de Alican, una de las empresas líderes del sector con base en Córdoba, define esta tendencia con claridad: «Los gatos simbolizan el futuro del cuidado de mascotas en entornos urbanos».
Esta adaptación biológica al estilo de vida humano ha provocado que la población de gatos crezca a un ritmo superior a la de los perros. Para el mercado, esto significa un nuevo perfil de consumidor: jóvenes y adultos que viven en ciudades, con poder adquisitivo y dispuestos a invertir en el bienestar de compañeros que requieren menos tiempo, pero igual nivel de compromiso emocional.
Explosión de ventas y diversificación
El impacto de este cambio en la línea de producción es verificable en los balances de las compañías. El caso de Alican es paradigmático del salto de escala que vive el sector. La firma pasó de vender 870 toneladas anuales de alimento para gatos en 2018 a proyectar unas 8.800 toneladas para 2025.
Este crecimiento exponencial del 900% en siete años no se logra solo con volumen, sino con sofisticación. La industria ha tenido que pasar de ofrecer productos genéricos a desarrollar catálogos de alta complejidad. La misma empresa expandió su oferta de 5 a 177 artículos específicos, cubriendo nichos que van desde alimentos para gatos esterilizados hasta fórmulas para problemas renales o control de peso.
Actualmente, el segmento felino ya representa el 35% del total de la facturación del mercado de mascotas. Sin embargo, las proyecciones son aún más ambiciosas. Los expertos anticipan que, en el corto plazo, la facturación de productos para gatos igualará a la de perros, alcanzando un equilibrio técnico del 50-50, un escenario impensado hace apenas una década.
La «humanización» del consumo
Detrás de las cifras millonarias subyace un cambio cultural profundo: la humanización de la mascota. Valeria de Urraza, analista de Kantar, destaca que los dueños de gatos son particularmente exigentes. «Buscan productos que cumplan con los mismos estándares de calidad que aplican para su propia alimentación», explica.
Esta demanda ha empujado a las marcas hacia la «premiumización». Ya no basta con llenar el plato; el consumidor busca ingredientes naturales, libres de granos, con trazabilidad y beneficios funcionales. Gisela Patros, jefa de Marketing de Natural Life, confirma que la prioridad del cliente hoy es la alta calidad y la especialización.
El negocio ha desbordado el plato de comida. El auge felino ha dinamizado rubros complementarios como:
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Arenas sanitarias: Un insumo básico que ha evolucionado hacia opciones ecológicas, aglomerantes y con control de olores.
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Higiene y estética: Servicios de peluquería y productos de belleza adaptados.
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Accesorios: Desde rascadores de diseño que combinan con la decoración del hogar hasta juguetes interactivos.
Se estima que dos de cada diez dueños de mascotas, especialmente en los segmentos socioeconómicos medios y altos, ya destinan una parte fija de su presupuesto mensual a estos «extras», que incluyen ropa y tecnología para el entretenimiento animal.
Un futuro de convivencia equilibrada
El mercado de mascotas en Argentina está lejos de haber tocado techo. La tendencia indica que la especialización será la clave para la supervivencia de las empresas. El consumidor moderno no perdona la falta de innovación.
«Nosotros desarrollamos productos con formulaciones específicas para cada etapa de vida y condición de salud», concluye Maida Re, señalando el camino a seguir. En un país donde ocho de cada diez casas tienen «cuatro patas» adentro, entender la psicología del dueño de gato —más analítico, más informado y más urbano— se ha convertido en la llave maestra para liderar el negocio animal en la próxima década.
