Deuda récord: El endeudamiento con bancos y billeteras virtuales supera los $5,6 millones por cliente
La deuda promedio por cliente alcanzó los $5,6 millones, un 75% más que hace un año, impulsada por la inflación y la creciente dependencia del crédito no bancario y las fintech, mientras la morosidad se duplica.
La creciente dependencia del crédito ante el deterioro económico
El endeudamiento con bancos y billeteras virtuales de los clientes argentinos ha escalado a niveles sin precedentes, superando la marca de los $5,6 millones por persona, lo que representa un alarmante aumento interanual del 75%. La información se desprende del más reciente informe sobre Prestadores No Financieros de Crédito (PNFC) del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que pone en relieve un notorio deterioro en la calidad crediticia general del sistema.
El relevamiento, con datos actualizados a julio, indica que un total de 6,2 millones de personas han contraído deudas. Este promedio de $5,6 millones contrasta drásticamente con los $3,2 millones adeudados doce meses antes, reflejando el fuerte impacto de la inflación y la persistente necesidad de financiación que tienen los hogares para mantener su poder adquisitivo.
Los $5,6 millones de deuda: un desglose por fuente
Al analizar la composición de estas obligaciones financieras, el informe del BCRA detalla que la mayor parte del pasivo corresponde a los saldos pendientes con el sistema bancario tradicional, que en promedio ascienden a $4,4 millones por cliente.
No obstante, el foco de la preocupación se centra en el crecimiento de las deudas generadas a través de entidades no bancarias, que incluyen a las populares billeteras virtuales, tarjetas de consumo y grandes cadenas minoristas. Esta porción del endeudamiento, que ha demostrado una expansión más dinámica, ya alcanza un promedio de $1,2 millones de pesos per cápita.
El sector no bancario ha cobrado una relevancia significativa. Actualmente, 542 empresas operan en el país otorgando crédito por fuera del circuito tradicional, habiendo desembolsado un total de $11 billones. En este segmento, la demanda de financiación es clara:
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Préstamos personales: Crecieron un 144% interanual.
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Financiamiento con tarjetas de crédito: Se expandió un 53% interanual.
Estas cifras evidencian una marcada dependencia de fuentes alternativas de financiación que, aunque ágiles, suelen operar con costos más elevados.
La morosidad se duplica y enciende las alarmas del BCRA
Paralelamente al crecimiento del endeudamiento, la irregularidad en los pagos (morosidad) ha experimentado un preocupante ascenso. La tasa de impago conjunta entre entidades bancarias y no bancarias se ha situado en un 8,6%, un valor que, de acuerdo con el organismo presidido por Santiago Bausili, «duplica la tasa registrada en enero».
El problema se acentúa en las entidades no bancarias, donde el atraso en los pagos es más prolongado y alcanza sus picos más altos en ciertos rubros:
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Préstamos personales otorgados por fintech: La morosidad alcanza el 20%.
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Billeteras virtuales: La tasa de impago se ubica en un 18%.
Particularmente alarmante es el segmento de compra de electrodomésticos financiados, que registra la tasa de impago más alta de todo el sector, alcanzando un 27%. Ante este panorama, el BCRA advirtió que «el aumento de esta porción de la cartera sugiere un deterioro adicional en la calidad crediticia, independiente del captado por el indicador tradicional de irregularidad, y plantea el riesgo de un posible incremento futuro» de los incumplimientos.
La sombra de las altas tasas de interés
El Banco Central enmarca este complejo panorama en un contexto de altísimas tasas de interés, las cuales contribuyen a encarecer el crédito y dificultar el cumplimiento de las obligaciones. La Tasa Nominal Anual (TNA) de los préstamos personales de crediticias no bancarias se disparó hasta el 129%. Esta cifra es significativamente superior tanto a la inflación interanual (36,6% a julio) como al costo de mantenimiento del financiamiento con tarjetas de crédito (92%).
Como respuesta a este escenario de restricción crediticia y alto costo, la autoridad monetaria concretó recientemente una nueva baja en su tasa de interés de referencia, del 22% al 20%. Esta medida busca impulsar una política monetaria expansiva que reduzca el costo del crédito para la población y el sector productivo, esperando que el crédito sea una herramienta de crecimiento y no una carga insostenible.
Un círculo vicioso de deuda
El explosivo crecimiento del endeudamiento con bancos y billeteras virtuales a más de $5,6 millones por cliente es un claro indicador del impacto de la inflación en la economía familiar y la necesidad de recurrir a fuentes de crédito, incluso las más costosas. Si bien el sector no bancario ofrece agilidad, sus altas tasas y el consecuente aumento de la morosidad (que ya duplica los niveles de enero) sugieren una vulnerabilidad financiera creciente que el BCRA intenta mitigar mediante la reducción de su tasa de referencia. La clave para la estabilidad será ver si esta flexibilización logra reducir los costos sin disparar aún más el riesgo de incumplimiento.
