Crisis económica: La producción textil cayó 18% y se perdieron 5.000 empleos en un año

El sector textil argentino enfrenta una situación crítica, con una caída de la producción textil del 18,1% en agosto y una utilización de la capacidad instalada que se hundió hasta el 41,5%, según datos de FITA.

La industria textil argentina atraviesa un escenario de profunda contracción, con indicadores que reflejan un deterioro mucho más marcado que el promedio industrial general. De acuerdo con el último informe de la Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA), la actividad del sector se desplomó un 18,1% interanual en agosto, una baja significativamente superior al retroceso del 4,4% registrado por la industria en su conjunto. Este desempeño negativo, que profundiza la caída del 10,1% registrada en julio, evidencia una crisis que impacta directamente en el empleo y la capacidad productiva del país, con la producción textil cayó 18% como titular de alerta.

Capacidad productiva paralizada y aumento de costos

El informe de FITA subraya la severidad de la situación al mostrar una utilización de la capacidad instalada que se hundió al 41,5%. Esto implica que más de la mitad del potencial productivo del sector se encuentra completamente paralizado.

Celina Pena, gerente general de FITA, explicó que la crisis no se explica únicamente por la contracción del consumo y la caída en el nivel de actividad. «Los costos y dificultades financieras también condicionan a las empresas textiles», señaló, apuntando a un cóctel de problemas que obstaculiza la recuperación.

La persistente tendencia a la baja en la producción textil sugiere que las empresas están enfrentando una combinación de menor demanda interna y un entorno de costos operativos elevados, lo que las obliga a reducir drásticamente su ritmo de trabajo.

La alarmante pérdida de empleo en el sector

El retroceso sostenido de la actividad tuvo un impacto directo y severo en el mercado laboral. Los rubros de textiles, confección, cuero y calzado registraron 108.000 trabajadores formales en julio de 2025.

Este número representa una reducción neta de 5.000 puestos de trabajo formales respecto al mismo período del año anterior. La contracción del empleo es una tendencia que se viene registrando de manera continua desde febrero de 2024, señalando la incapacidad del sector para sostener su planta de personal ante la merma de la producción textil y las dificultades financieras.

Precios contenidos en un contexto de alta inflación

Un dato llamativo del informe es la evolución de los precios del sector, que se mantiene sensiblemente contenida pese al contexto adverso.

  • Precios al consumidor: Los productos textiles aumentaron 19,7% interanual en septiembre. Esta variación es considerablemente inferior a la inflación general del período, que se ubicó en el 31,8%.
  • Precios mayoristas (IPIM): El Índice de Precios Internos al por Mayor del sector textil tuvo un alza similar, del 19,7%, muy por debajo del 25,5% promedio del resto de la industria.

Esto refleja que, a pesar de la brutal caída en la producción textil, el sector ha evitado trasladar la totalidad de los incrementos de costos a los precios finales, probablemente como estrategia para no afectar aún más un consumo ya debilitado.

Crisis en la cadena de valor: del campo al comercio exterior

La problemática no se limita a la industria manufacturera, sino que alcanza a todo el eslabón de la cadena de valor:

  • Producción de algodón: La crisis impacta en el segmento primario. Según Coninagro, la producción de algodón empeoró en septiembre. Los precios pagados al productor subieron apenas un 10% interanual, quedando muy rezagados respecto al aumento general de precios. La campaña anterior ya había cerrado con una caída del 15% en la producción.
  • Comercio exterior: El panorama es desalentador. Las exportaciones del sector se redujeron un 12% en los últimos doce meses. Simultáneamente, las importaciones aumentaron 119%, afectando directamente la competitividad de la producción textil nacional y colocando al sector en una situación de extrema vulnerabilidad frente a la competencia externa.

El informe de FITA pinta un cuadro sombrío para la industria. Con una producción textil cayó 18% en agosto y una pérdida de 5.000 puestos de trabajo en un año, el sector enfrenta desafíos estructurales y coyunturales que van más allá de la simple contracción del consumo. La combinación de capacidad productiva ociosa, el ingreso masivo de importaciones y la crisis en el segmento primario demandan una intervención urgente para proteger la cadena de valor y evitar un mayor desmantelamiento de la capacidad industrial y la pérdida de empleos formales en el país.