China exige título universitario a influencers para hablar de temas «sensibles» y prevenir la desinformación

El gobierno de China obliga a influencers a tener título universitario o certificación profesional para crear contenido sobre política, salud, economía y educación, buscando profesionalizar la conversación digital y evitar la desinformación.

En una medida sin precedentes a nivel global, el gobierno de China ha establecido que los influencers y creadores de contenido digital deberán acreditar un título universitario o certificaciones profesionales válidas para poder difundir contenido sobre temas considerados sensibles, como política, salud, economía, derecho y educación. Esta nueva normativa, impulsada por la Administración del Ciberespacio de China, busca combatir la desinformación y elevar la calidad del debate público, posicionando al gigante asiático como el primer país en exigir una credencial académica formal para la divulgación digital en áreas especializadas.

La nueva frontera de la regulación digital

La decisión forma parte de un esfuerzo sostenido por el Estado chino para reforzar el control sobre los contenidos que circulan en las plataformas digitales, como Douyin (TikTok chino), Weibo y Bilibili, que poseen una influencia masiva en la opinión pública.

Requisitos académicos para la credibilidad

Según la Administración del Ciberespacio, la intención declarada de esta regulación es «garantizar la veracidad y responsabilidad de la información compartida en redes sociales». Las autoridades argumentan que, al tratarse de temas de interés público con impacto directo en la vida de los ciudadanos (especialmente salud, finanzas y educación), los creadores de contenido deben contar con un respaldo profesional y académico que avale sus opiniones y afirmaciones.

Este requisito aplica principalmente a los streamers y bloggers que se dedican a la divulgación de conocimiento en estas áreas, obligando a las plataformas a verificar las credenciales antes de que los usuarios puedan monetizar o viralizar dicho contenido.

Sanciones millonarias por incumplimiento

Quienes incumplan con esta exigencia se enfrentarán a severas sanciones económicas. Las multas pueden alcanzar hasta los ¥100.000 yuanes chinos, una cifra que equivale a aproximadamente unos 13.800 dólares estadounidenses. Además de las multas, los creadores no acreditados podrían sufrir la eliminación de sus contenidos, la suspensión temporal o incluso permanente de sus cuentas en las principales redes sociales.

Las plataformas digitales también asumen una responsabilidad directa en la verificación de las credenciales, un mecanismo que integra a las grandes tecnológicas en el sistema de control informativo del gobierno.

Un modelo de control que polariza el debate global

La normativa china establece un claro precedente sobre la profesionalización obligatoria del contenido digital, una postura que se diferencia notablemente de las discusiones regulatorias en Occidente.

El contraste con Occidente

Mientras que en países occidentales el debate sobre la regulación de influencers se centra en aspectos como:

  • La transparencia publicitaria (etiquetado claro del contenido patrocinado).
  • La responsabilidad ética sobre el contenido nocivo.
  • El etiquetado de contenido generado por Inteligencia Artificial.

El modelo chino va un paso más allá al vincular la capacidad de opinar en temas «sensibles» con la acreditación académica formal. Esto genera una dualidad: si bien la medida podría reducir la difusión de consejos peligrosos o información falsa en temas vitales, como la salud, también plantea serias interrogantes sobre la libertad de expresión y la diversidad de voces.

Algunos analistas ven en esta medida un intento de institucionalizar al divulgador digital, integrándolo al sistema de control y credibilidad pública del Estado. Otros lo interpretan como una forma de censura tecnocrática, que utiliza la excusa de la profesionalización para silenciar a voces disidentes o no alineadas ideológicamente.

El futuro del influencer: ¿Experto certificado o comunicador auténtico?

El fenómeno influencer se ha consolidado como una industria global valorada en miles de millones de dólares. El rol de estos creadores ya no se limita al entretenimiento o las tendencias; son actores clave en la difusión de información y en la formación de opinión, lo que les confiere un poder considerable.

La regulación china sugiere un cambio de paradigma: el paso del influencer espontáneo y auténtico al experto certificado. En el ecosistema digital chino, la autoridad para hablar sobre ciertos temas ya no se basará únicamente en la cantidad de seguidores o la capacidad de viralización, sino en la validación de un diploma.

La pregunta que queda abierta es si este experimento de control informativo se replicará en otras naciones que luchan contra la desinformación masiva, o si se mantendrá como una característica distintiva del estricto modelo de gobernanza digital de China.