“Hombre Irracional”: La comedia oscura y provocadora que cuestiona la moral en Netflix
Protagonizada por Joaquin Phoenix y Emma Stone, esta película de Woody Allen se destaca en el catálogo de Netflix por su capacidad para mezclar humor, suspenso y dilemas éticos. Es una imperdible comedia oscura sobre la apatía y el inesperado deseo de sentirse vivo.

En el vasto catálogo de Netflix, a menudo quedan ocultas joyas cinematográficas que desafían las convenciones de los géneros populares. Una de estas producciones es “Hombre Irracional” (Irrational Man), una comedia oscura con toques de thriller dirigida por Woody Allen. Esta película no solo entretiene, sino que se inscribe en la tradición del director de utilizar la ironía y el ingenio para abordar los límites de la moral humana.
La propuesta, protagonizada por un apático Joaquin Phoenix y una luminosa Emma Stone, es un ejercicio de suspenso que se construye a fuego lento. Es ideal para el espectador que disfruta de historias psicológicas, donde la tensión no radica en la acción física, sino en las contradicciones de personajes complejos y en la espiral de una decisión que cambia radicalmente el curso de una vida.
La apatía de un profesor y el despertar por un acto extremo
La trama se centra en Abe Lucas (Joaquin Phoenix), un profesor de filosofía que llega a la ficticia Universidad de Newport en un estado de profunda crisis existencial. Intelectualmente brillante pero emocionalmente agotado, Abe se percibe como un hombre a la deriva, incapaz de encontrar significado o propósito en su vida, una apatía que le provoca una depresión clínica.
Su llegada al campus lo pone en contacto con dos mujeres que se sentirán atraídas por su misterio y su intelecto torturado:
- Rita Richards (Parker Posey), una compañera profesora, casada y atrapada en su propia infelicidad, que busca una chispa de pasión en la relación con el nuevo colega.
- Jill Pollard (Emma Stone), una de sus estudiantes más aventajadas. Jill se siente fascinada por Abe, y aunque no entiende del todo su filosofía de vida, percibe en él un potencial que contrasta con la superficialidad de su entorno.
La relación entre Abe y Jill es el motor inicial de la historia. Es una conexión inusual que oscila entre la amistad, la admiración intelectual y un coqueteo sutil. Sin embargo, la rutina de Abe se rompe de la manera más inesperada.
Mientras come en un diner, Lucas escucha por casualidad una conversación entre desconocidos. Al ser testigo de una injusticia que afecta a una mujer anónima, se produce una epifanía. Este evento fortuito lo lleva a concebir y ejecutar un acto radical que, desde su perspectiva filosófica, representa la única forma de darle un sentido concreto a su existencia y hacer una «buena acción» incondicional.
El dilema ético: cuando la justificación se vuelve oscura
A partir de la decisión de Abe, la película de Woody Allen se transforma en un tenso juego de gato y ratón. El acto que él considera como un despertar —un salto vital que lo saca de su pozo apático y lo hace sentirse «vivo» otra vez— lo sumerge en un pantano moral irresoluble.
La trama utiliza este giro para explorar una de las grandes obsesiones del director: la naturaleza elusiva de la moralidad y la facilidad con la que el ser humano puede justificar actos extremos en nombre de un bien mayor o, simplemente, del propio bienestar psicológico.
El guion brilla al mezclar la ligereza de una comedia de campus universitario con el suspenso de una novela negra. La película no necesita recurrir a grandes flashes o secuencias de acción; la tensión es puramente psicológica, alimentada por el miedo a ser descubierto y la manera en que el secreto reanima a Abe y lo acerca peligrosamente a Jill.
El reparto es fundamental para el éxito de la propuesta. Phoenix, con su gestualidad lánguida y su mirada penetrante, encarna a la perfección al profesor desencantado que de repente encuentra un propósito perverso. Por su parte, Emma Stone ofrece una actuación brillante como la estudiante que es atraída hacia la órbita oscura del profesor, sin sospechar la magnitud del secreto que él esconde.
Un sello inconfundible y una lección sobre el deseo
“Hombre irracional” es una película que te deja pensando, fiel al estilo de Woody Allen que se ha labrado en clásicos como Crimen y castigo (referencia recurrente en su obra). La cinta cuestiona la relatividad de lo que consideramos «correcto» y cómo la búsqueda desesperada de propósito puede llevar a la irracionalidad.
Para los amantes del cine con diálogos incisivos, personajes llenos de contradicciones y un enfoque filosófico del drama humano, esta producción «escondida» en Netflix Argentina es una opción imperdible. Es la elección perfecta para una noche tranquila de streaming que promete una historia cautivadora sin necesidad de pirotecnia, ofreciendo en cambio una profunda (y divertida) inmersión en los dilemas de la condición humana.