Crisis de consumo: ventas minoristas acumulan cinco meses de caída, con un retroceso del 4,2% en septiembre

Las ventas minoristas de las pymes argentinas cayeron un 4,2% interanual en septiembre, marcando el quinto mes consecutivo de baja y el sexto descenso mensual. El informe de CAME refleja la fragilidad del consumo interno, con Textil e Indumentaria como el rubro más golpeado, en un escenario de pérdida de poder adquisitivo e incertidumbre económica.

La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) reveló un nuevo y preocupante retroceso en las ventas minoristas de las pymes: en septiembre, la actividad comercial se contrajo un 4,2% interanual a precios constantes. Este resultado extiende la racha negativa por quinto mes consecutivo, acumulando un descenso del 2% en la comparación mensual desestacionalizada respecto a agosto. Si bien el acumulado del año 2025 aún muestra un crecimiento interanual del 5%, la sucesión de caídas desde mayo expone la grave pérdida de poder adquisitivo de los hogares y la cautela del consumidor frente a un panorama económico y político incierto.

Cinco meses de caída: el consumo bajo presión

Septiembre no solo marcó una caída interanual significativa, sino que también continuó la tendencia de los meses previos. Los datos de CAME confirman la reversión del fuerte impulso que se registró a principios de año, cuando las ventas mostraron alzas de dos dígitos.

Mes Variación Interanual
Abril +3,7%
Mayo -2,9%
Junio -0,5%
Julio -2,0%
Agosto -2,6%
Septiembre -4,2%

Desde la entidad empresaria señalaron que el retroceso generalizado en las ventas minoristas es un «reflejo de la fragilidad del consumo interno y el impacto de la incertidumbre». El endeudamiento de los hogares, la prudencia del consumidor y la falta de estímulos comerciales clave condicionaron la demanda, un factor que se vuelve central de cara a los últimos meses del año.

Radiografía por rubros: la indumentaria sufre el mayor impacto

La contracción de las ventas fue homogénea, afectando a la totalidad de los rubros relevados en la comparación interanual. Los bienes duraderos y la indumentaria fueron los más castigados por la decisión de los consumidores de postergar gastos no esenciales.

Los sectores más afectados
  • Textil e indumentaria: Con una caída del 10,9% interanual, fue el rubro con el mayor descenso, reflejando la extrema sensibilidad al precio y la capacidad de diferir la compra de ropa.
  • Bazar, decoración, textiles para el hogar y muebles: Retrocedió un 6,2% interanual, indicando que las refacciones y el equipamiento del hogar se han frenado.
  • Perfumería: Cayó un 6,0% interanual, a pesar de ser uno de los pocos que registró un crecimiento en la comparación mensual (+1,4%).

Otros rubros, como Alimentos y bebidas (-3,1%) y Calzado y marroquinería (-4,3%), también mostraron caídas importantes, aunque mantienen un crecimiento acumulado positivo en lo que va de 2025. Solo Ferretería, materiales eléctricos y de la construcción (-0,5% interanual) logró estabilizar su nivel de ventas en la comparación mensual.

El pulso del comerciante: empeoramiento y cautela inversora

El relevamiento de CAME también sondeó el estado de ánimo y la situación económica de los propios comerciantes minoristas. Los resultados evidencian un deterioro en la percepción empresarial:

  • Situación de los comercios: Un 38% de los encuestados afirmó que su situación económica empeoró en septiembre respecto al año pasado, un incremento de tres puntos porcentuales en un mes. Solo un 7,2% percibió una mejora.
  • Expectativa Futura: Pese al presente sombrío, casi la mitad de los comerciantes (47,6%) prevé una mejora para el próximo año, mientras que un 41,5% espera que la situación se mantenga sin cambios.
  • Inversiones: La incertidumbre se traduce directamente en la decisión de invertir. La mayoría, un 60,1%, considera que no es un buen momento para realizar inversiones, un claro indicador de que la cautela empresarial acompaña la prudencia del consumidor.

La caída del 4,2% en las ventas minoristas de septiembre confirma que la recuperación del consumo se ha detenido y ha entrado en una fase de contracción profunda. El dato, sumado a la creciente preocupación de los comerciantes sobre su propia situación económica, subraya la necesidad de medidas que logren estabilizar el poder adquisitivo y recuperar la confianza. La polarización del mercado, donde solo las compras esenciales se sostienen (aunque a la baja), refleja un consumidor que ajusta sus gastos a la espera de un horizonte de mayor previsibilidad.