Crisis laboral: despidos sin causa en alza y el pluriempleo forzado marcan la era Milei

El ajuste macroeconómico impulsado por el gobierno de Javier Milei ha generado un mapa laboral signado por la precarización: el porcentaje de despidos sin causa alcanza máximos históricos, al tiempo que más de 200.000 trabajadores se ven forzados a buscar un segundo empleo para compensar la pulverización de sus salarios.

La economía argentina navega en un escenario de fragilidad marcado por la inflación, la inestabilidad cambiaria y la amenaza de recesión, con el mercado laboral como uno de los principales damnificados. El impacto del ajuste del gobierno libertario se siente directamente en los bolsillos y la estabilidad de los trabajadores: un empleo ya no garantiza la cobertura de las necesidades básicas. La doble cara de esta crisis es el récord en los despidos injustificados y el boom de la doble jornada forzada.

La urgencia del pluriempleo ante el salario pulverizado

El deterioro sostenido del poder adquisitivo del salario, que en el sector registrado formal se mantiene por debajo de los niveles de noviembre de 2023, ha empujado a miles de personas a una búsqueda desesperada de ingresos complementarios.

Según datos del Instituto Argentina Grande (IAG), la tasa de «ocupados demandantes» —personas que tienen trabajo, pero buscan activamente un segundo ingreso— creció 2,3 puntos en el segundo trimestre de 2025 respecto al mismo periodo del año anterior. Esto significa que más de 204.000 personas se encuentran en la necesidad de aceptar dobles jornadas para intentar cubrir, al menos, la Canasta Básica.

Este fenómeno es la expresión más clara de la precarización laboral. Ante la falta de poder de compra del salario, el trabajador se ve obligado a aumentar su carga horaria, pero no por crecimiento de la economía, sino por mera subsistencia. Otros indicadores que reflejan esta pérdida de calidad en el empleo son:

  • Aumento de cuentapropistas: La cantidad de trabajadores por cuenta propia creció 1,4 puntos interanuales.
  • Caída del empleo formal: El peso de los asalariados formales sobre el total del mercado laboral cayó 0,9 puntos.
  • Incorporación forzada: Cada vez más personas que estaban fuera del mercado de trabajo se ven obligadas a incorporarse a la búsqueda de empleo para complementar los ingresos del hogar, aunque los nuevos puestos generados son mayormente precarios.

Despidos sin causa y crisis en la Industria

En simultáneo con la necesidad creciente de más trabajo, el mercado laboral sufre el golpe de las desvinculaciones. El porcentaje de despidos sin causa llegó a representar el 16% del total de las separaciones en julio de 2025, el nivel más alto del último año y superior al 13% registrado un año antes, según el Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP-UBA CONICET).

Este aumento en la terminación de la relación laboral se complementa con otro dato preocupante: el porcentaje de empresas que registraron solo bajas en su personal ascendió al 15%. La destrucción de puestos de trabajo se concentra en sectores clave, siendo la Industria la más golpeada. Desde septiembre de 2023, el sector industrial perdió cerca de 40.400 puestos, con 8.100 de esas bajas registradas solo en lo que va de 2025. Este declive muestra que el empleo en la industria ha registrado variaciones negativas en casi todos los meses del último año.

Mientras la evidencia muestra una contracción del empleo formal y una agudización de la precarización, el Gobierno insiste en impulsar una reforma laboral que, según los críticos, lejos de garantizar la creación de fuentes de trabajo, podría terminar por «legalizar» las condiciones precarias de contratación ya existentes.

Deterioro del tejido social y crisis alimentaria

El impacto del ajuste trasciende la esfera laboral y se traduce en una grave crisis social, particularmente en los hogares. Se observa una fuerte caída en la tasa de empleo de jefes y jefas de hogar, los principales proveedores de ingresos familiares, que se contrajo 1,1 puntos al comparar el segundo trimestre de 2025 con 2023.

Las consecuencias son alarmantes en términos de seguridad alimentaria:

  • El 58% de los hogares no logró cubrir satisfactoriamente la Canasta Básica Alimentaria (CBA), implicando un consumo por debajo de los parámetros nutricionales recomendados, según el Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE).
  • En el 19% de los hogares fue necesario pedir comida o dinero para alimentarse.
  • El 10,6% de los hogares refirió que algún integrante se alimentó una sola vez al día o debió ayunar de manera forzada.

Estos datos no solo evidencian el deterioro de las condiciones de vida de los sectores medios y bajos, sino que también alertan sobre una crisis alimentaria que compromete directamente la salud de la población y el tejido social.