La canasta básica del jubilado trepa a $1.5 millones, triplicando el haber mínimo
La Canasta Básica del Jubilado superó el umbral de $1.500.000, un salto del 26,12% en solo seis meses. La brecha con la jubilación mínima, que apenas alcanza los $390.214, se ensancha, evidenciando una crítica situación social en la que la mitad del gasto esencial se concentra en alimentos y medicamentos.

Escalada de costos y un aumento semestral del 26%
La Defensoría de la Tercera Edad ha puesto en evidencia la dramática escalada de los costos de vida para los adultos mayores. Su último relevamiento bianual, que mide las principales necesidades de este sector, arrojó que la Canasta Básica del Jubilado alcanzó los $1.514.074. Este valor representa un incremento del 26,12% respecto a la medición de abril, cuando la canasta se ubicaba en $1.200.523.
La medición se realiza mediante la compulsa de precios en los principales centros urbanos del país con alta concentración de personas mayores, incluyendo la Ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense y las ciudades de Mendoza, Córdoba y Rosario.
Alimentos y medicamentos, el motor del gasto
El informe de la Defensoría detalla la composición del gasto, confirmando que los rubros más sensibles y de mayor incidencia en el presupuesto de los jubilados son la salud y la alimentación:
- Medicamentos: Acumulan el 27% del gasto total, ascendiendo a $402.880. Este componente es crucial para la salud del sector.
- Alimentación: Representa el 23% de la canasta, con un costo mensual de $348.000.
- Vivienda: Los gastos asociados a este rubro, que incluyen servicios e impuestos, representan el 19% de la canasta, demandando aproximadamente $294.000.
- Limpieza: Este ítem consume un 7% del gasto, con un costo de $107.444.
En conjunto, los gastos en medicamentos y alimentación suman el 50% del total de la canasta, lo que obliga a los jubilados a destinar la mitad de sus ingresos mínimos exclusivamente a estas dos necesidades primarias.
La brecha social: $1,5 millón vs. $390 mil
El dato más contundente del relevamiento es la desproporción entre lo que una persona mayor necesita para cubrir sus gastos básicos y lo que realmente percibe.
Actualmente, cuatro millones y medio de jubilados cobran la jubilación mínima, que en el último mes de septiembre se situó en $390.214 (con el bono incluido). Al comparar este ingreso con el costo de la canasta básica ($1.514.074), se evidencia que el haber mínimo cubre apenas el 25,7% del costo de vida estimado.
La situación es aún más precaria para los beneficiarios de la Pensión Universal para Adultos Mayores (PUAM) y aquellos que perciben pensiones no contributivas, quienes cobraron alrededor de $326.222 con el bono extraordinario incluido, cubriendo un porcentaje todavía menor de sus necesidades vitales.
Desde la Defensoría de la Tercera Edad se enfatiza que estos nuevos datos «ratifican la situación de precariedad y miseria en la que se hunde cada vez más el sector», en una «historia que se repite» y que requiere una intervención urgente para recomponer el poder adquisitivo de los jubilados.