Hallazgo en Chubut: Descubren el Joaquinraptor casali, un dinosaurio carnívoro megarraptórido clave en la extinción
Científicos del CONICET en la Patagonia descubrieron el Joaquinraptor casali, un nuevo terópodo megarraptórido que vivió hace 66 millones de años y que representa uno de los últimos ejemplares de su grupo antes de la extinción masiva. El hallazgo, publicado en Nature Communications, incluye un intrigante hueso de cocodrilo hallado entre sus mandíbulas, sugiriendo sus hábitos alimenticios.

Un equipo de investigación liderado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) ha revelado el descubrimiento de una nueva especie de dinosaurio carnívoro en el centro-sur de la provincia de Chubut. El ejemplar, bautizado como Joaquinraptor casali, pertenece al grupo de los megarraptóridos, conocidos por sus grandes garras y su naturaleza predadora. Este importante hallazgo no solo enriquece el conocimiento sobre los terópodos patagónicos, sino que también ofrece pistas cruciales sobre los últimos momentos de la era Mesozoica.
El último depredador megarraptórido
El Joaquinraptor casali fue encontrado en la Formación Lago Colhué Huapi, una zona que hoy abarca las áreas cercanas a Comodoro Rivadavia y Sarmiento. Según estimaciones del equipo, este dinosaurio habría medido poco más de siete metros de largo, pesado alrededor de una tonelada y habría vivido hasta, al menos, 19 años.
El hallazgo es de particular relevancia geológica, ya que el Joaquinraptor es considerado el registro más joven del grupo Megaraptoridae. El investigador principal, Lucio Ibiricu del Instituto Patagónico de Geología y Paleontología (IPGP, CONICET), destacó que esta especie «representa uno de los miembros del grupo más jóvenes», habiendo muerto relativamente cerca del impacto del asteroide que provocó la extinción masiva hace aproximadamente 66 millones de años. El esqueleto parcial encontrado, que incluye un brazo articulado y partes del maxilar, se encuentra entre los más completos para un megarraptórido, lo que refuerza la hipótesis de que estos depredadores lograron sobrevivir hasta el límite Cretácico-Paleógeno.
La enigmática pista de su dieta
Uno de los aspectos más fascinantes del descubrimiento es la evidencia potencial sobre la dieta del Joaquinraptor. Durante la excavación, se recuperó un único hueso que no pertenecía al dinosaurio: un húmero de un crocodiliforme (un pariente prehistórico de los cocodrilos) encontrado específicamente entre las mandíbulas del terópodo.
Ibiricu explicó que la presencia de este hueso ajeno sugiere que el crocodiliforme pudo haber sido una de las fuentes de alimento del Joaquinraptor, indicando su rol como predador tope del ecosistema. Si bien no se descarta completamente otra interacción ecológica, la ubicación del hueso de «cocodrilo» provee un indicio directo sobre la paleoecología del dinosaurio y los hábitos alimenticios de los megarraptóridos en general.
El estudio detallado de la anatomía del Joaquinraptor permite a los científicos, como Ibiricu y su equipo, ampliar «considerablemente el conocimiento de los Megaraptoridae», tanto en su osteología como en sus relaciones filogenéticas. El hallazgo agrega valiosa información comparativa con otros miembros del grupo, ayudando a reconstruir la historia evolutiva de estos carnívoros.
El nombre Joaquinraptor casali honra a Joaquín, hijo del primer autor del trabajo, y a Gabriel Casal, director del Laboratorio de Paleontología de Vertebrados Dr. Rubén Martínez, institución que participó activamente en el trabajo junto a la Universidad Nacional de Río Negro, el IIDEPyS-GSJ (CONICET) y el Carnegie Museum of Natural History de Estados Unidos.