The Pitt, entre demandas y versiones: La verdadera historia del drama que casi fue secuela de ER

La increíble historia de demandas, versiones e intentos fallidos detrás de "The Pitt", el aclamado drama médico, revela un complejo entramado de intereses, legados y derechos de autor. La exitosa serie, ganadora del Emmy, se encuentra en el centro de una batalla legal que cuestiona su verdadera identidad: ¿es una creación original o la secuela encubierta del icónico "ER"?

El origen de The Pitt se remonta a 2020, cuando el actor Noah Wyle, conocido por su papel como el doctor John Carter en el drama hospitalario «ER», contactó a John Wells, antiguo showrunner de la serie. Wyle le propuso una idea para una miniserie limitada que traería de vuelta a su personaje, pero en una versión «más oscura y cruda». Esta semilla inicial fue el punto de partida para lo que se convertiría en uno de los dramas televisivos más aclamados del año, aunque por un camino mucho más tortuoso de lo esperado.

La visión de Wyle estuvo muy cerca de convertirse en una secuela oficial de «ER». Las negociaciones entre Warner Bros. Television y los herederos de Michael Crichton, autor del guion original de la serie, avanzaron hasta el punto de que Warner redactó un comunicado de prensa anunciando el regreso de Wyle a su «papel icónico». Sin embargo, los acuerdos fracasaron debido a desacuerdos económicos y de crédito, especialmente con Sherri Crichton, la viuda del escritor.

La batalla legal y la viuda que defiende un legado

Tras el fallido intento de reboot, un programa similar, «The Pitt», avanzaba sin la participación del patrimonio de Crichton. La serie cambió el nombre del protagonista (Michael Robinavitch en lugar de John Carter), la ubicación (Pittsburgh en lugar de Chicago) y el tono, que los creadores afirman ser diferente en todos los aspectos, desde la iluminación hasta el ritmo narrativo. No obstante, en 2024, Sherri Crichton presentó una demanda contra Warner Bros., Wyle y los productores.

Según la viuda, «The Pitt» es simplemente un «reboot de ‘ER’ disfrazado con burdo camuflaje». Su argumento se basa en una cláusula de los contratos originales que, según su interpretación, le otorga poder de veto sobre cualquier publicación o producción relacionada con «ER». «Estoy defendiendo a Michael Crichton y su legado porque él no puede defenderse solo», declaró.

El equipo detrás de la serie, por su parte, defiende que «The Pitt» es una creación completamente nueva. El creador y showrunner, R. Scott Gemmill, afirmó ante el tribunal que su objetivo era hacer «algo completamente nuevo» y diferente a cualquier otro drama médico. Sin embargo, los mensajes de texto entre Wyle, Wells y Sherri Crichton, presentados como evidencia, revelan la intención original de continuar con la historia de John Carter en una versión adulta y más madura, lo que complejiza la defensa de los demandados.

¿Quién es el dueño del legado creativo en Hollywood?

Este caso legal va más allá de un simple conflicto contractual; plantea preguntas cruciales sobre los derechos de autor y el control de las propiedades intelectuales en una industria obsesionada con remakes y secuelas. La demanda adquirió una nueva magnitud tras el éxito de la serie en los premios Emmy y el anuncio de una segunda temporada.

En los documentos judiciales, se revelan detalles del drama personal entre los herederos de Crichton. Michael Crichton no actualizó su testamento antes de morir, dejando a Sherri embarazada y en una lucha por los derechos de su hijo y el control del patrimonio. Convertida en directora ejecutiva de CrichtonSun, la productora que gestiona el archivo del autor, Sherri ha asumido un rol activo en la protección de su legado. Un ejemplo previo de esta lucha fue la serie «Westworld», donde Sherri buscó sin éxito que su esposo recibiera el crédito de creador.

El caso de «The Pitt» podría llegar a juicio, lo que implicaría la divulgación pública de más correos y mensajes privados, y la posibilidad de que los involucrados, incluido Wyle, tengan que testificar. Este drama, digno de un guion, enfrenta a un actor que busca revivir sus días de gloria con una viuda decidida a proteger la memoria y la propiedad intelectual de su difunto esposo. La situación, como describió Wyle, se ha vuelto «agria» y «mancha el legado» de lo que pudo haber sido una colaboración fructífera.