Más del 40% de la capacidad industrial argentina estuvo inactiva en julio, según el INDEC

La actividad productiva en Argentina cayó a su nivel más bajo, con la industria argentina utilizando solo el 58,2% de su capacidad en julio. Este informe del INDEC revela una profunda crisis que golpea a sectores clave como el automotriz y el textil.

La industria argentina continúa atravesando un período de recesión, con un uso de su capacidad instalada que no logra superar el 60%. Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), durante el mes de julio, la actividad industrial utilizó apenas el 58,2% de su capacidad total. Esta cifra representa una caída de un punto porcentual respecto al mismo mes del año anterior (59,2%) y refleja una tendencia descendente que se mantiene desde el comienzo de 2025. En lo que va del año, la industria ha mantenido inactivo más del 40% de sus equipos, lo que evidencia la profunda crisis que enfrenta el sector productivo del país.

El desplome en el uso de la capacidad industrial se ha profundizado desde que se implementó la devaluación del peso a finales del año pasado, lo que ha impactado directamente en el poder adquisitivo de los salarios y, en consecuencia, en el consumo interno. Este factor ha sido clave para explicar la caída generalizada en la producción. A lo largo del año, el sector no ha logrado recuperar los niveles de uso de capacidad instalada que se registraron en el segundo semestre de 2024, cuando la cifra se mantuvo por encima del 60%.

Sectores dispares: de la refinación de petróleo a la crisis automotriz y textil

El panorama de la industria en julio fue marcadamente dispar, con algunos sectores operando casi a pleno rendimiento mientras que otros se encuentran en un estado crítico. La refinación de petróleo se destacó por su alta actividad, utilizando más del 80% de sus instalaciones. Este rubro, que provee un insumo esencial, mostró una resiliencia frente a la crisis que no se vio en otros segmentos de la economía.

Por el contrario, otros rubros clave no lograron siquiera utilizar el 45% de sus equipos. La industria automotriz, en particular, registró una caída significativa, operando al 44,1% de su capacidad, frente al 52,2% de julio del año pasado. La menor cantidad de unidades fabricadas evidencia la retracción de la demanda. Similar situación se vivió en el sector textil, que utilizó solo el 44,4% de su capacidad, impactado por una menor producción de hilados de algodón y tejidos.

La fabricación de productos de caucho y plástico también mostró una tendencia a la baja, con un 43,2% de sus instalaciones activas, principalmente por la menor producción de neumáticos. Otros sectores, como la elaboración de sustancias y productos químicos, aunque con un uso superior al 59%, sufrieron una caída respecto al año anterior debido a la menor fabricación de detergentes y jabones. El sector de alimentos y bebidas fue el que mostró un leve descenso (65,2%), afectado por una menor molienda de oleaginosas.

Las causas detrás del freno industrial

El informe del INDEC confirma una tendencia de desaceleración económica que afecta a la mayoría de los sectores productivos del país. La falta de demanda, la caída del poder adquisitivo y el incremento de costos de producción son factores determinantes que explican por qué más del 40% de las máquinas y equipos se mantienen inactivos.

Como señaló el reporte del INDEC, las principales caídas se registraron en los sectores más ligados al consumo interno y la exportación de productos terminados, como la industria automotriz y el rubro textil. En contraposición, los sectores que elaboran productos de consumo masivo o insumos básicos, como el de alimentos y bebidas o la refinación de petróleo, lograron mantener un nivel de actividad más estable, aunque con leves caídas interanuales.

La situación de la industria argentina es un claro reflejo del impacto de las políticas económicas recientes. La baja en la actividad no solo afecta la rentabilidad de las empresas, sino que también tiene un efecto directo en el empleo y en la capacidad de recuperación económica del país.