Crece el empleo informal y la desocupación en Argentina: un análisis de los últimos datos del INDEC

Los datos oficiales del INDEC revelan una preocupante realidad económica: en el último trimestre, la tasa de empleo informal en Argentina subió al 43,2% y la desocupación alcanzó al 7,6% de la población. Este panorama se suma al aumento en el costo de la canasta básica, que refleja el deterioro del poder adquisitivo de los salarios.

El mercado laboral argentino muestra signos de un profundo ajuste económico. Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la precarización laboral se acentúa: la informalidad, que mide el empleo no registrado, escaló un 1,6% en el último trimestre, pasando del 41,6% al 43,2%. Esta cifra, que representa a millones de trabajadores sin beneficios sociales ni seguridad jurídica, es un claro indicador del retroceso en la calidad del empleo.

Simultáneamente, la tasa de desocupación se ubicó en el 7,6%, lo que se traduce en aproximadamente 1,7 millones de personas sin empleo. A pesar de una tasa de actividad que se mantiene en 48,1%, la realidad es que la economía no está generando puestos de trabajo formales suficientes para absorber a la población económicamente activa.

Radiografía del desempleo y la precariedad

El informe del INDEC ofrece una visión detallada de quiénes son los más afectados por esta situación. Las mujeres y los jóvenes continúan siendo los grupos más vulnerables. La tasa de desocupación para mujeres es del 8,5%, casi dos puntos porcentuales superior a la de los varones (6,8%).

Geográficamente, las disparidades son evidentes. Las regiones más pobladas son las que sufren el mayor impacto: el Gran Buenos Aires y la región Pampeana registran las tasas de desempleo más altas, con un 8,7% y 7,4% respectivamente. En contraste, los aglomerados urbanos con menos de 500.000 habitantes presentan una tasa más baja (5,5%).

En cuanto a la formación, los datos desmienten el mito de que la falta de educación es la principal causa de desempleo: el 71,3% de las personas desocupadas tienen hasta el secundario completo. Esto sugiere que el problema no es solo la falta de calificaciones, sino una escasez estructural de oportunidades laborales.

La línea de pobreza y el costo de vida en aumento

El panorama laboral se entrelaza con la realidad de la pobreza y la indigencia. El INDEC informó que, para no ser considerada pobre, una familia tipo de cuatro integrantes necesitó en agosto un ingreso de $1.160.780 para cubrir la Canasta Básica Total (CBT). Esto representa un incremento del 23,5% con respecto al año anterior, evidenciando una pérdida acelerada del poder adquisitivo.

La situación es aún más crítica para aquellos que no alcanzan a cubrir la Canasta Básica Alimentaria (CBA), quedando por debajo de la línea de indigencia. Para una familia de cuatro personas, esa cifra se eleva a $520.529. La brecha entre los ingresos y el costo de vida sigue ampliándose, empujando a más hogares hacia la vulnerabilidad.

El aumento de la informalidad y el desempleo, sumado a la escalada en los costos de vida, pintan un escenario desafiante para la economía y la sociedad argentina. La precariedad se ha convertido en una característica central del mercado laboral, afectando la estabilidad financiera de millones de familias.