Día del Cartero: por qué se celebra el 14 de septiembre

Este domingo se conmemora esta efeméride en la Argentina. Enterate cuándo surgió y por qué.

El Día del Cartero en Argentina, que se celebra cada 14 de septiembre, rinde homenaje a una de las profesiones más antiguas y esenciales para la comunicación social. La fecha conmemora el momento exacto en que la entrega de correspondencia dejó de ser un trámite burocrático para convertirse en un servicio directo a los hogares, gracias al nombramiento del primer cartero oficial del país.

Día del Cartero

Bruno Ramírez, el hombre que cambió la historia del correo

El 14 de septiembre de 1771 marcó un antes y un después en el Virreinato del Río de la Plata. Hasta ese momento, las cartas no se entregaban a domicilio; los ciudadanos debían acudir a la oficina de correos para retirar su correspondencia, lo que generaba demoras y un sistema poco eficiente. Para optimizar el servicio, se decidió crear un nuevo puesto: el de «cartero». El elegido para esta tarea fue Bruno Ramírez, un sevillano que se convirtió en el primer cartero oficial de Buenos Aires y, por extensión, de lo que hoy es Argentina.

Su nombramiento no solo simplificó la vida de los vecinos de la ciudad, sino que también sentó las bases de un servicio que se volvería indispensable. Ramírez, y quienes lo siguieron, se dedicaban a un trabajo riguroso y, a menudo, solitario. Recorrían las calles a pie o en bicicleta, con una maleta de cuero que se volvía pesada con la lluvia, enfrentando las inclemencias del tiempo y los desafíos del camino, desde animales hasta la falta de infraestructura. Este trabajo, que en sus inicios no era asalariado, se basaba en la vocación y el compromiso de conectar a las personas.

El rol del cartero en la sociedad

A lo largo de los siglos, el oficio de cartero ha evolucionado, adaptándose a los avances tecnológicos, pero su esencia se ha mantenido intacta. Pasaron de ser los encargados de llevar noticias personales y cartas de amor a ser parte fundamental de los procesos electorales, distribuyendo urnas y telegramas, y en la actualidad, se han vuelto indispensables para el floreciente mundo del comercio electrónico. En un contexto digital en el que la comunicación instantánea domina, la figura del cartero sigue siendo un pilar en las comunidades, especialmente en los barrios donde la conexión física y el rostro conocido son irremplazables.

La persistencia del correo postal en un mundo hiperconectado es un testimonio de su valor. Los carteros no solo entregan paquetes o documentos; son, en muchos casos, un eslabón vital que conecta a las personas con el mundo exterior. La llegada de un cartero a una dirección es la materialización de un mensaje o un envío, un acto tangible que contrasta con la fugacidad de la información digital.

Más que un trabajo, un símbolo

El Día del Cartero es más que una efeméride; es una oportunidad para reconocer la labor de miles de hombres y mujeres que, con su trabajo diario, mantienen viva una tradición de servicio y dedicación. Su tarea va más allá de un simple reparto; en un sentido más amplio, son los guardianes de la correspondencia, manteniendo el secreto postal que les es confiado y asegurando que cada envío llegue a su destino. Es un recordatorio de que, incluso en la era de la inmediatez, hay oficios que perduran y que su valor reside en su capacidad para unir a la sociedad.