Usando Roblox captaron menores y las agregaron a grupo de WhatsApp con alto contenido sexual

Cuatro familias de Santa Fe denunciaron que sus hijas menores de edad fueron captadas a través de la plataforma de juegos Roblox y añadidas a un grupo de WhatsApp con contenido sexual explícito.

Cuatro familias de la provincia de Santa Fe denunciaron que sus hijas, de entre 10 y 12 años, fueron captadas a través de la popular plataforma de juegos Roblox y, posteriormente, incluidas en un grupo de WhatsApp con más de 400 miembros donde se compartía material de abuso sexual infantil. Este alarmante caso pone de manifiesto la creciente vulnerabilidad de los menores en el entorno digital y la urgencia de fortalecer la educación digital en el hogar y en las escuelas.

El hecho, denunciado en la Comisaría N°3 de Barrancas, una localidad a menos de 100 kilómetros de Rosario, revela la sofisticación con la que operan las redes de grooming o ciberacoso sexual a menores. Según los denunciantes, sus hijas fueron incorporadas a un grupo de WhatsApp llamado “Septiembre para chicas”, que con la descripción “No llorar, añadir amigas, solo chicas, 0 hombres” generaba una falsa sensación de seguridad. La investigación policial ha revelado que al menos 426 personas formaban parte de esta comunidad digital, en la que se difundían videos y fotografías de índole sexual explícita, poniendo en grave peligro la integridad psicológica y física de las menores.

La oscura ruta del ciberacoso: de los videojuegos a los grupos de mensajería

El caso de Barrancas, Santa Fe, no es un hecho aislado. La denuncia de las familias expone una de las estrategias más comunes y peligrosas del grooming: el uso de plataformas de videojuegos en línea como puerta de entrada. Roblox, que cuenta con millones de usuarios menores de edad, se convierte en un terreno fértil para que los depredadores se camuflen y establezcan un primer contacto con sus víctimas. Utilizando la confianza y la inocencia de los niños, los agresores construyen un vínculo de aparente amistad y, una vez logrado su objetivo, los trasladan a espacios más privados, como grupos de mensajería instantánea, donde el control parental es aún más difícil de ejercer.

Esta metodología de «captación» fue destacada por Hernán Navarro, director de la ONG Grooming Argentina en Rosario, quien calificó al fenómeno como «un enemigo invisible e intangible». Navarro explicó a LT3 que, en un grupo de WhatsApp, los números de teléfono de todos los miembros son visibles, lo que permite al acosador continuar el «asedio de manera particular», incrementando el riesgo de la víctima. El experto también señaló una práctica preocupante: la facilidad con la que los menores pueden mentir sobre su edad para crear perfiles en redes sociales y plataformas de juegos, evadiendo los controles de seguridad establecidos. “Los chicos se crean un perfil por debajo de los 13 años con edades de adultos en las redes sociales”, lamentó Navarro, subrayando la corresponsabilidad de los adultos que a veces «otorgan» a sus hijos un “DNI trucho” o no supervisan adecuadamente su actividad digital.

La urgente necesidad de una educación digital integral

Este incidente ha reavivado el debate sobre la importancia de la educación digital como herramienta de prevención. Las denuncias de las familias de Santa Fe no solo exigen una investigación exhaustiva por parte de la justicia, sino que también actúan como una llamada de atención para las instituciones educativas y los padres. La falta de un enfoque sistemático sobre los riesgos del entorno en línea deja a los niños y adolescentes desprotegidos frente a amenazas como el ciberacoso y el grooming.

Navarro fue enfático en su reclamo: “En los colegios se les habla a los chicos sobre los dinosaurios, pero no de inteligencia artificial”. Esta frase, que puede sonar exagerada, ilustra un desfase generacional en la forma en que se aborda la formación de los menores. Mientras la vida cotidiana de los niños se desarrolla cada vez más en plataformas digitales, la escuela, un pilar fundamental en su formación, aún no ha incorporado de manera efectiva la alfabetización digital como una prioridad. Los expertos coinciden en que no basta con advertir a los niños sobre los peligros; es crucial enseñarles a reconocer las señales de alerta, a actuar de manera segura y a buscar ayuda ante cualquier situación de riesgo.

Un desafío compartido: padres, escuelas y plataformas

El caso de las menores de Santa Fe evidencia que la protección de la infancia en la era digital es un desafío que involucra a múltiples actores. Por un lado, las familias deben asumir un rol más activo y comprometido en la supervisión de la actividad digital de sus hijos, estableciendo límites claros y manteniendo un diálogo abierto. Por otro, las escuelas tienen la responsabilidad de integrar en sus programas una formación sobre ciberseguridad y uso responsable de la tecnología. Y finalmente, las propias plataformas de juegos y redes sociales deben reforzar sus mecanismos de seguridad y denuncia para evitar que se conviertan en caldo de cultivo para depredadores.

La denuncia en Barrancas es un doloroso recordatorio de que el «enemigo invisible» no está tan lejos como pensamos. La prevención, la educación y la colaboración son las únicas herramientas para construir un entorno digital más seguro y proteger a las futuras generaciones de las amenazas latentes en la red. Es tiempo de que el “DNI trucho” deje de ser una anécdota y se convierta en una urgente llamada a la acción para padres, educadores y legisladores por igual.