La provincia de Buenos Aires se tiñe de peronismo: Fuerza Patria se impuso por 14 puntos sobre La Libertad Avanza

La derrota electoral de Javier Milei en su intento de nacionalizar la contienda obliga al oficialismo a repensar su estrategia de cara a las legislativas de octubre, en un contexto de crisis política y económica.

La provincia de Buenos Aires, el mayor bastión electoral del país, ha dado un veredicto claro y contundente. En las elecciones legislativas celebradas este domingo, el peronismo bonaerense, bajo el sello de Fuerza Patria, obtuvo una victoria abrumadora sobre La Libertad Avanza (LLA), la fuerza que lidera el presidente Javier Milei. Con el 95% de las mesas escrutadas, Fuerza Patria se impuso con el 47,27% de los votos, frente a un 33,71% de LLA, una diferencia de casi 14 puntos que representa un duro golpe para el oficialismo y un revés inesperado para una administración que había vaticinado una victoria. Este resultado, que ni siquiera los propios libertarios esperaban, obliga a una profunda reflexión sobre la dirección del Gobierno y su capacidad de sostener el apoyo popular en el principal distrito del país.

El peronismo bonaerense, con su bastión en la Tercera Sección Electoral, demostró una vez más su capacidad de movilización y su arraigo territorial. La lista encabezada por la vicegobernadora Verónica Magario y el intendente Fernando Espinoza en La Matanza, por ejemplo, superó el 56% de los votos. Este desempeño no solo consolida el liderazgo del gobernador Axel Kicillof, sino que también lo proyecta como una figura de peso en el panorama nacional de cara a futuras contiendas electorales, reforzando su posición como un potencial candidato presidencial para 2027.

Un duro revés para la estrategia oficialista

El presidente Javier Milei, quien al inicio de la campaña había prometido «pintar la provincia de violeta» y «ponerle el último clavo al cajón del kirchnerismo», pagó caro su decisión de nacionalizar la contienda. El intento de convertir la elección provincial en una validación de su gestión fracasó estrepitosamente. El malestar social, palpable en actos de campaña donde el Presidente y su equipo fueron recibidos con hostilidad, se tradujo en las urnas. La derrota en Buenos Aires, sumada a los resultados negativos en otros distritos como Formosa y Corrientes, debilita la narrativa libertaria de un cambio irreversible y pone de manifiesto el límite de la polarización como única estrategia política.

El contexto en el que se celebró la elección no fue favorable para el Gobierno. El escándalo por presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), que involucra a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, así como el impacto del ajuste económico en la clase media y los sectores más vulnerables, pareció erosionar la base electoral que se había ilusionado con la promesa de que «el ajuste lo iba a pagar la casta». La derrota en las urnas refleja un descontento creciente y un rechazo a un modelo económico que, según las urnas, parece no estar funcionando para una parte significativa de la población.

Las repercusiones políticas de la elección

El contundente triunfo de Kicillof consolida su liderazgo, demostrando el acierto de su estrategia de desdoblar las elecciones provinciales de las nacionales. Esta decisión, resistida en su momento por figuras como la ex presidenta Cristina Kirchner, ahora se ve como una jugada maestra que le permitió al peronismo bonaerense capitalizar el descontento local y distanciarse del desgaste de la gestión nacional.

Para el Gobierno de Milei, la derrota es un llamado de atención. Sin embargo, en su discurso desde el búnker libertario, el Presidente ratificó que no habrá cambios en el rumbo económico. «Vamos a seguir defendiendo con uñas y dientes el equilibrio fiscal y la restricción monetaria», anunció, en una declaración que parece ignorar la lectura que el electorado hizo en las urnas. La derrota lo obliga a reconsiderar su estrategia de cara a las elecciones legislativas nacionales de octubre, donde la conformación del Congreso será crucial para la gobernabilidad. El peronismo, por su parte, llegará a esa contienda fortalecido y con un claro mensaje de que el mapa político de la Argentina no es tan unánime como el oficialismo quisiera.

La participación ciudadana en la elección bonaerense fue del 65% del padrón, una de las más bajas desde 1983, pero que superó las proyecciones iniciales. Este dato, aunque menor a lo habitual, subraya la importancia de la elección y el veredicto de los casi 5 millones de personas que decidieron no participar, una cifra que también habla del estado de ánimo de una parte de la sociedad. La nueva composición de la Legislatura provincial a partir del 10 de diciembre será clave para el futuro de la gobernabilidad en Buenos Aires.