Generación Z: una revolución en la comunicación y los hábitos cotidianos
El mundo de la comunicación está en constante transformación, y la Generación Z lidera el cambio. Desde su rechazo a las llamadas telefónicas hasta la estética de las cámaras digitales, sus hábitos redefinen el día a día.

Desde el rechazo a las llamadas telefónicas hasta la preferencia por las cámaras digitales, la Generación Z no solo está redefiniendo cómo se comunica, sino también cómo se relaciona con el mundo. Con un fuerte enfoque en la inmediatez y lo visual, sus costumbres marcan una clara ruptura con las de generaciones anteriores.
Definir a una generación es siempre un desafío, pero los nacidos entre 1997 y 2012, conocidos como Generación Z, han demostrado una serie de hábitos y preferencias que los distinguen de sus predecesores. Creciendo de la mano de la tecnología digital y las redes sociales, sus costumbres reflejan un mundo hiperconectado donde la comunicación y la interacción se basan en nuevas reglas. Un análisis de estas conductas, como el reportado por The Washington Post, revela una visión clara de cómo esta cohorte está transformando el día a día.
El nuevo código de la comunicación: del texto al audio
Una de las características más notorias de la Generación Z es su aversión a las llamadas telefónicas. Para ellos, una llamada inesperada puede generar ansiedad, y prefieren, de manera abrumadora, la comunicación asincrónica de los mensajes de texto o de voz. Este rechazo no significa que eviten el contacto vocal, sino que lo han adaptado a su propio ritmo. Los mensajes de voz se han convertido en su alternativa predilecta, permitiendo transmitir tono y emoción de una manera más eficiente y menos intrusiva que una conversación en tiempo real. Esta preferencia refleja una búsqueda de control y un respeto por el tiempo personal de cada uno.
Además, su lenguaje escrito también ha evolucionado. La formalidad de las mayúsculas es cosa del pasado, y su uso se limita a ocasiones muy específicas, adoptando una informalidad que se extiende desde sus mensajes personales hasta las redes sociales. A esto se suma el uso de emojis con nuevos significados; la clásica carita sonriente fue reemplazada por símbolos más crípticos o irónicos como la calavera o el sollozo, lo que demuestra un lenguaje interno y cambiante que solo la generación misma puede descifrar completamente.
Tecnología y hábitos de consumo: entre la practicidad y la nostalgia
La relación de la Generación Z con la tecnología también es particular. Mientras están hiperconectados, sus elecciones a veces miran hacia el pasado. Se ha observado un resurgimiento de las cámaras digitales de la década de 2000, dejando de lado la alta resolución de los smartphones. La estética de baja calidad y el aire nostálgico que estas cámaras aportan a sus fotos, publicadas en plataformas como Instagram, reflejan un deseo por lo «real» y una contraposición a la perfección curada que dominó las redes sociales en el pasado.
Sus hábitos de consumo también son una señal de su pragmatismo. La idea de compartir cuentas en un bar o de financiar consumos de otros es cada vez menos común. En su lugar, prefieren pagar por su consumo de manera individual e inmediata, demostrando una clara austeridad y un menor compromiso financiero con amigos. Este enfoque en la individualidad se extiende a otras áreas de su vida, como la conducción. Con el auge de las aplicaciones de transporte y la mejora en los sistemas de colectivo, para muchos jóvenes la licencia de conducir ha dejado de ser una prioridad.
En un mundo de constante cambio, la Generación Z continúa marcando su propio camino. Sus hábitos, que a primera vista pueden parecer extraños, son en realidad un reflejo de su enfoque en la autenticidad, la eficiencia y un deseo de crear sus propias reglas en la era digital.