Para no ser pobre en julio, una familia tipo necesitó $1.149.352,91

En julio, una familia de cuatro integrantes necesitó más de $1.149.000 para no ser considerada pobre, según el INDEC. El costo de la canasta básica subió 1,9% mensual, demostrando el impacto de la inflación.

Según el INDEC, el monto necesario para que un hogar de cuatro personas no cayera bajo la línea de pobreza ascendió a $1.149.352,91 en julio, lo que representa un aumento del 1,9% respecto al mes anterior y un 27,6% interanual. Para no ser indigente, el mismo hogar requirió $515.405, marcando una brecha significativa en el poder adquisitivo de los argentinos.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) reveló que el costo de la canasta básica total (CBT) se elevó a $1.149.352,91 en julio, cifra que representa la línea de pobreza para una familia de cuatro miembros. Este valor es 1,9% superior al de junio y un 27,6% más alto que en julio del año pasado. Para no ser indigente, el mismo grupo familiar necesitó ingresos de al menos $515.405, lo que marca el costo de la canasta básica alimentaria (CBA).

Los datos de la pobreza por tamaño de familia

El informe del INDEC desglosa las cifras de pobreza e indigencia según la composición familiar, mostrando cómo el costo de vida varía para diferentes hogares:

  • Familias de tres integrantes: Requirieron $915.019 para superar la línea de pobreza y $410.322 para no ser indigentes.
  • Familias de cinco integrantes: El umbral de pobreza se ubicó en $1.208.866, mientras que la línea de indigencia fue de $542.093.
  • Adulto individual: Una sola persona necesitó $371.959 para no ser pobre y $166.798 para cubrir sus necesidades alimentarias básicas y evitar la indigencia.

La inflación de julio y su impacto en las canastas

La inflación de julio, que fue del 1,9% según el INDEC, influyó directamente en el aumento de las canastas básicas. En el acumulado del año, la suba de precios asciende al 17,3%, mientras que la variación interanual alcanza el 36,6%.

Los rubros que más subieron en el mes fueron:

  • Recreación y cultura (4,8%): Lideró las subas, demostrando que los gastos de esparcimiento se encarecieron notablemente.
  • Transporte (2,8%): El aumento en el transporte público y el mantenimiento de vehículos personales impactó en el bolsillo de los ciudadanos.
  • Restaurantes y hoteles (2,8%): El sector de servicios mostró un incremento importante, reflejando el aumento en los costos operativos.
  • Comunicación (2,3%): Los servicios de telefonía e internet también registraron subas por encima del promedio general.

Por otro lado, hubo rubros con variaciones menores, como Bebidas alcohólicas y tabaco (0,6%) y Prendas de vestir y calzado (-0,9%), este último siendo el único con deflación.

El impacto regional de la suba de precios

La inflación afectó de manera desigual a las distintas regiones del país. La Patagonia fue la zona con el mayor aumento de precios (2,1%), impulsada principalmente por la adquisición de vehículos (6,8%). La región Pampeana le siguió con un 2%, con el alquiler de viviendas y gastos relacionados siendo el principal motor de la suba (3,1%).

En Cuyo y el Gran Buenos Aires (GBA), la inflación fue del 1,9%, con el alquiler de viviendas y el transporte público, respectivamente, como los rubros de mayor incremento. En el Noreste y Noroeste, el aumento fue del 1,7%, donde nuevamente el alquiler de la vivienda y los gastos conexos tuvieron los mayores saltos porcentuales.

Conclusión

El informe del INDEC de julio pone en evidencia el constante desafío económico que enfrentan las familias argentinas para cubrir sus necesidades básicas. A pesar de una desaceleración de la inflación respecto a meses anteriores, el costo de vida sigue en aumento, lo que obliga a los hogares a esforzarse cada vez más para no caer por debajo de la línea de pobreza. Las diferencias regionales y sectoriales en la suba de precios muestran un panorama complejo y heterogéneo que afecta de manera distinta a los diversos grupos de la sociedad.