El ajuste del gobierno y la caída del consumo agravan la situación familiar

A pesar de la desaceleración de la inflación, las familias argentinas luchan por subsistir. La UCA advierte que la contracción del consumo y las políticas de ajuste están detrás de la crisis económica que agobia a los hogares.

Los ingresos de las familias argentinas “no alcanzan para vivir”, a pesar de la baja de la inflación. Esta alarmante conclusión surge del análisis del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA). Según su director, Agustín Salvia, la aparente estabilidad de precios es una consecuencia de la profunda contracción del consumo, impulsada por las políticas de ajuste implementadas por el gobierno. Esta situación genera un «estrés económico» en los hogares, que ven cómo su poder adquisitivo se reduce drásticamente, poniendo en riesgo la satisfacción de las necesidades básicas.

¿Por qué la inflación baja mientras el poder adquisitivo cae?

Salvia explicó que la caída de la inflación no es un indicativo de un plan económico exitoso, sino un reflejo de la falta de dinero en circulación. «No hay masa monetaria que refuerce la demanda», afirmó, lo que lleva a una menor actividad económica y, en consecuencia, a una baja de los precios. Este escenario, que el especialista califica como un «ajuste», ha provocado una reducción drástica del consumo en rubros esenciales como alimentos y vestimenta.

Esta falta de liquidez y la contracción del consumo se ven agravadas por el constante aumento de los gastos fijos de los hogares. Servicios como el gas, la electricidad, el agua y el transporte han incrementado sus costos, erosionando aún más los ingresos familiares. Esto obliga a las familias a tomar decisiones difíciles, como endeudarse para comprar alimentos o incurrir en moratorias con sus tarjetas de crédito.

Perspectivas a corto plazo y el riesgo de un mayor ajuste

De cara al futuro, Salvia advierte que, de continuar la política de ajuste del gobierno, la crisis podría profundizarse. La persistente retirada de dinero del mercado podría intensificar el «estrés económico» de las familias. Menos consumo, menos ventas de combustible y un aumento del endeudamiento son algunas de las consecuencias que prevé el especialista.

El modelo de estabilización macroeconómica, lejos de aliviar la situación, parece estar agravando las condiciones de vida de la mayoría de los argentinos. Esta dinámica genera una paradoja: mientras los indicadores macroeconómicos muestran una aparente mejora, la realidad microeconómica de las familias se deteriora, consolidando un escenario de crisis social y financiera que afecta a la mayoría de la población.