Cines en crisis: por qué las vacaciones de invierno de 2025 marcan un mínimo histórico en espectadores
La crisis económica y los altos precios de las entradas se consolidan como los principales motivos detrás de una caída histórica en la venta de tickets de cine. Las vacaciones de invierno de 2025 marcaron un mínimo histórico con menos de 5 millones de espectadores, un nivel no visto desde 2009.

Durante las recientes vacaciones de invierno, las salas de cine en Argentina vivieron su peor temporada desde la crisis de 2009. La industria, golpeada por la recesión y el encarecimiento de los servicios, registró una cifra alarmante de 4.665.000 entradas vendidas. Este número no solo se encuentra un 20,9% por debajo de lo alcanzado el año pasado, sino que también lo ubica como el segundo peor registro de los últimos 16 años, solo superando marginalmente las cifras de 2001, otro período de grave inestabilidad económica en el país. Los datos, proporcionados por la consultora especializada Ultracine, ponen de manifiesto un patrón de consumo en retroceso y una industria que lucha por mantenerse a flote en un contexto adverso.
Un lujo inalcanzable: el impacto directo de la crisis en las butacas
El descenso en la asistencia a los cines no es un fenómeno aislado, sino el reflejo de un escenario económico que presiona a los hogares argentinos. La inflación constante y la pérdida de poder adquisitivo han convertido actividades de esparcimiento como ir al cine en un lujo que muchas familias ya no pueden permitirse. A pesar de que las salas han intentado contrarrestar esta tendencia con promociones y precios diferenciados, el costo promedio de una entrada, sumado a los gastos adicionales como snacks y bebidas, eleva el presupuesto de una salida familiar a niveles prohibitivos para la clase media y baja.
La caída del 6% en la concurrencia total en lo que va del año 2025, con casi 16,2 millones de entradas vendidas frente al mismo período del año anterior, subraya que este fenómeno no se limita a la temporada invernal. Se trata de una tendencia a largo plazo que amenaza la viabilidad del sector.
El dominio de Hollywood y el desafío de la oferta
A la problemática económica se suma un factor cultural y de oferta. Históricamente, las grandes producciones de Hollywood, conocidas como blockbusters, han sido el motor de la taquilla durante las vacaciones de invierno. Sin embargo, en un entorno de ajuste económico, el público se vuelve más selectivo. La oferta de películas, aunque dominada por títulos internacionales, no logró generar el suficiente entusiasmo para movilizar a las masas, especialmente cuando el presupuesto familiar para entretenimiento es limitado.
La falta de una producción nacional fuerte o de títulos con un gancho excepcional para el público general, que complementen la oferta extranjera, deja a la industria con pocas herramientas para seducir a un espectador que hoy prioriza los gastos esenciales. El cine se encuentra en un círculo vicioso: a menor poder adquisitivo, menor asistencia; a menor asistencia, menos ingresos para invertir en promociones o mejorar la experiencia del espectador, lo que podría atraer a más público en tiempos de bonanza.
Proyecciones a futuro y la necesidad de una reinvención
El panorama actual es desalentador. Las proyecciones no auguran una mejora a corto plazo, y el sector se enfrenta al reto de repensar su modelo de negocio. La crisis económica ha demostrado ser un factor determinante que trasciende la calidad de la cartelera. Para revertir esta tendencia, la industria cinematográfica deberá encontrar soluciones creativas que no solo se enfoquen en el precio de las entradas, sino que también propongan un valor añadido que justifique el gasto para el consumidor. Esto podría incluir desde la diversificación de la oferta con contenidos alternativos hasta alianzas estratégicas que hagan la experiencia más accesible.
El futuro de las salas de cine en Argentina depende de su capacidad para adaptarse a una nueva realidad de consumo. En un escenario de alta incertidumbre, donde cada peso cuenta, la industria deberá demostrar que la magia del cine en la pantalla grande sigue siendo una inversión que vale la pena.