Aumentos de precios en agosto: El impacto directo de la suba del dólar en la inflación

Tras la aceleración de la suba del dólar a fines de julio, la inflación se prepara para un nuevo salto en agosto, con un impacto directo en alimentos, transporte y bienes durables. Economistas advierten que la presión sobre los precios es inminente.

A pesar de que la inflación de julio se mantuvo por debajo del 2%, el fantasma de la inestabilidad cambiaria se cierne sobre la economía argentina. El reciente y brusco salto del dólar, que en apenas una semana subió un 5%, ha desatado una ola de remarcaciones en distintos sectores. Este fenómeno, conocido como «pass through», se trasladará por completo a la inflación de agosto, con proyecciones que superan el 2% y anticipan un incremento significativo en rubros clave como alimentos, automotores y servicios.

El dólar acelera y los precios responden

El mercado cambiario mostró una volatilidad creciente en la última semana de julio. El tipo de cambio oficial, que venía con un alza gradual, se disparó un 5% en solo cuatro días hábiles. Este incremento, equivalente a lo que había subido en todo el mes, funcionó como un detonante para que las listas de precios se ajustaran rápidamente.

La cadena de efectos es clara. Sectores con un alto componente de insumos importados, como las automotrices y el sector alimenticio, ya han comenzado a aplicar fuertes aumentos. Según referentes del rubro, las listas de precios se están actualizando con subas que oscilan entre un 4% y un 9%. Este movimiento, que se vio de forma parcial en julio, se profundizará en el mes de agosto, empujando la inflación a nuevos niveles.

Alimentos y autos: los más afectados

El traslado de la suba del dólar a precios se manifiesta con particular fuerza en el consumo masivo. Los alimentos, en especial aquellos productos con un efecto multiplicador como el aceite y la harina, se perfilan como los más golpeados. Fuentes de grandes cadenas de supermercados ya anticipan que las remarcaciones serán inevitativas. A esto se suma el impacto de la reciente baja de retenciones, anunciada por el Gobierno de Javier Milei. Si bien la medida busca incentivar la exportación, existe el riesgo de que los productores trasladen la mayor rentabilidad a los precios internos, generando una presión adicional sobre la canasta básica.

El sector automotriz es otro de los que siente el impacto directo. Con un fuerte componente de insumos importados, las automotrices han anunciado que subirán los precios de sus modelos, con incrementos de hasta un 9% en algunos casos. Incluso, algunos fabricantes que habían mantenido sus precios relativamente estables tras la salida del cepo, ahora se ven obligados a ajustarlos ante la escalada del dólar.

Julio, un piso para lo que viene

Las consultoras económicas coinciden en que la inflación de julio, que se ubicó cerca del 1,9%, fue solo un adelanto de lo que se verá en el mes en curso. Factores estacionales como el turismo de invierno y el aumento de las tarifas de servicios públicos ya habían presionado los precios. Sin embargo, la inflación núcleo, que excluye los precios regulados y estacionales, se mantuvo en niveles más bajos, sugiriendo que el traslado del dólar aún no se había manifestado por completo.

Los economistas explican que la baja de la inflación núcleo se debe a una combinación de factores: la baja nominalidad de la inflación, el retraso del salario real y la mayor apertura comercial, que en un principio funcionaba como un contrapeso para los precios. Sin embargo, la reciente volatilidad del dólar ha superado estas barreras, haciendo que el «pass through» sea inevitable.

El panorama para agosto es de una clara aceleración inflacionaria. Con la ola del dólar de julio trasladándose por completo a los precios y las remarcaciones ya en marcha, los analistas proyectan un Índice de Precios al Consumidor (IPC) que volverá a ubicarse por encima del 2%.

Conclusión

El reciente salto del dólar ha puesto fin a la relativa calma inflacionaria que se había visto en los meses anteriores. La conexión directa entre el tipo de cambio y los precios de los bienes y servicios se ha vuelto a evidenciar, dejando en claro que la estabilidad económica aún está lejos. Los consumidores, por su parte, ya comienzan a sentir el impacto en sus bolsillos, con la expectativa de que el panorama de precios se torne más complejo en las próximas semanas.