Crisis hotelera en Argentina: el sector denuncia hasta 300 despidos mensuales por el desplome de la ocupación

La profunda crisis económica y el drástico derrumbe del turismo interno están golpeando con fuerza al sector hotelero en Argentina. Con una ocupación nacional que apenas alcanza el 46% y desciende por debajo del 30% en algunas provincias, la situación es límite: las cámaras empresarias y los gremios estiman que se registran hasta 300 despidos por mes. Este escenario crítico amenaza con la pérdida de miles de empleos si no se implementan medidas urgentes.

El impacto de la baja ocupación y la falta de políticas de apoyo

Gremios como la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA) y la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) señalan la falta de políticas activas por parte del gobierno y las restricciones salariales como causas de un clima de desaliento que se traduce en cierres temporales y reducción de personal. En destinos clave como Mar del Plata, se estima que «cada dos o tres días cierra un local, y con cada cierre se pierden entre tres y seis empleos».

Un panorama desolador en los destinos turísticos

La ocupación hotelera promedio se sitúa en un escaso 46%, y en muchos destinos importantes desciende hasta el 35%. Casos como San Juan, que registró una demanda cercana al 20%, están muy por debajo del umbral mínimo operativo del 45% necesario para la sostenibilidad de los establecimientos.

En este contexto, complejos públicos emblemáticos como Embalse y Chapadmalal se encuentran bajo la órbula del gobierno para su posible traspaso o privatización. ATE ya ha advertido sobre el riesgo de despidos masivos, incluso entre los empleados de planta de estos históricos centros turísticos. Un ejemplo visible de esta crisis fue el Hotel Antártida de Mar del Plata, que recortó de un día para otro los contratos temporales de 65 trabajadores, desencadenando una crisis operativa en plena retracción turística.

Costos insostenibles y pedidos de auxilio al gobierno

La situación se ve agravada por las condiciones económicas actuales: las tarifas de energía y otros servicios han aumentado entre un 300% y 400%, mientras que los sueldos solo han subido alrededor de un 180%. El traslado parcial de estos costos a las tarifas hoteleras resulta insuficiente, y muchos empleadores se resisten a mantener las estructuras de personal actuales.

Desde el sector, se ha solicitado una «baja en la alícuota del IVA», argumentando que «la crisis del sector es tal que no podemos esperar mucho tiempo más». La capacidad de competir con otros mercados se ve imposibilitada al tener que asumir costos entre 5 y 9 veces más altos, o una presión fiscal que duplica o triplica la de otros países.

Frente al creciente desempleo y el cierre de hoteles de dos y tres estrellas, los empresarios admiten que la supervivencia depende de ajustes extremos, como la reducción de personal, el ahorro energético y la contención mínima del servicio básico. Sin embargo, los analistas advierten que esta crisis no solo destruye empleos, sino que también erosiona las economías regionales que dependen de manera crucial del turismo.